viernes, 30 de diciembre de 2016

171. 2016


Vaya añito, y nos lo queríamos perder... Este se puede definir como el año de mi montaña rusa particular. Un año con altos y bajos muy pronunciados. Un año en que la salud ha seguido dando por saco (quirófano incluido), y que en lo sentimental he experimentado todo tipo de situaciones. Año en el que he aprendido que no todo es "estar soltero" o "estar emparejado", hay una gama muy amplia entre medias. Pero me quedo con que me he sentido muy querido este año; lo malo pasa, pero queda el recuerdo de todo lo bueno vivido :)

Este año he sido novio (y "novio"), he sido amigo (y "amigo"), he sido amante; he sido segundón, he sido principal; he sido viajero; he sido paciente; he sido invitado; he sido espectador; he sido KI; he sido jugador; he sido cocinero.

Este es el año que empezó con un trayecto en coche a las 8 de la mañana. Es el año de Javi&Ana, de Marko, de Dani, de Pablo, de Kike, de Jordi, ... y de los que siempre estáis ahí. Es el año de Praga, de Berlín, de Canadá. De alces, focas, ballenas, mapaches. El año de seguir viendo crecer a Jorge, a Leyre, a Itziar. De dar la bienvenida a Chip.

También es el año de decir adiós a la abuela; de su primer cumpleaños ausente. Y el año de preparar la despedida de Socs.

Un año repleto de planes, con viajes, barbacoas, sesiones de cine, juegos en casa, jacuzzi, findes en la nieve, escapadas al pueblo, conciertos, minis castizos.

Muchas cosas, mucha gente. Que no se enfade nadie por las omisiones. Sólo son retazos de un año imposible de olvidar.
Gracias a todos los que formáis parte de mi vida.

Las preuvas que anunciaban 2016

Mi cumple

En la nieve ^^

De boda

Con buena gente

Intentando no atropellar alces

El viaje del año

Redescubriendo los juegos de mesa


miércoles, 14 de diciembre de 2016

170. Santi y Eva


Sorprendiéndose a sí mismo, ahí estaba Santi, totalmente desnudo, mostrándose sin pudor ante ella. Parecían haber desaparecido todos sus complejos e inseguridades, y se mostraba natural, con sus pelos, su tripilla, sus cicatrices de la reciente operación. Eva era de las pocas personas que había conseguido eso en tan poco tiempo. Con ella se sentía confiado y a gusto.

No podía dejar de mirar sus ojos; esos ojos grises azulados llenos de historias. Cómo se entornaban con su preciosa sonrisa, que ella había sido incapaz de evitar en todo el día. Con sus dedos, recorría las femeninas curvas, el pliegue del ombligo, los pequeños pezones, los lunares de los hombros. Adoraba sus imperfecciones, todo aquello que se salía de los cánones de belleza de las revistas. Sabía que prefería ese cuerpo que exploraba ahora con sus manos a aquellos artificiales maniquíes. Esto era lo que le excitaba, lo que había llevado a esas horas de desenfrenado sexo previo y actual estado de atontamiento.

Santi no sabía qué era esto, a dónde les llevaba y si tenía sentido; al fin y al cabo, hace apenas un mes era una desconocida. Ahora sólo se preocupaba del momento, de entregarse a esa chica con la que tenía una confianza digna de varios años de relación. Y así llegó el amanecer, amenazando con una nueva jornada laboral sin haber dormido nada, iluminando la habitación mostrando prendas aquí y allá.

- ¿Nos vemos esta tarde?
- Alguien tendrá que comerse todo lo que sobró de la cena…

"Maldita sea, quita esa sonrisa que me atrapa o no podré irme nunca a trabajar".


sábado, 12 de noviembre de 2016

169. Pi

3.14159265358979323846264338
32795028841971693993751058
20974944592307816406286208
99862803482534211706798214
80865132823066470938446095
50582231725359408128481117
45028410270193852110555964
46229489549303819644288109
75665933446128475648233786
78316527120190914564856692
34603486104543266482133936
07260249141273724587006606
31558817488152092096282925
40917153643678925903600113
30530548820466521384146951
94151160943305727036575959
19530921861173819326117931
05118548074462379962749567
35188575272489122793818301
19491298336733624406566430
86021394946395224737190702
17986094370277053921717629
31767523846748184676694051
32000568127145263560827785
77134275778960917363717872
14684409012249534301465495
85371050792279689258923542
01995611212902196086403441
81598136297747713099605187
07211349999998372978049951
05973173281609631859502445
94553469083026425223082533
44685035261931188171010003
13783875288658753320838142
06171776691473035982534904
28755468731159562863882353
78759375195778185778053217
12268066130019278766111959
09216420198...

Belleza en la perfecta imperfección.

martes, 8 de noviembre de 2016

168. Algo bonito


Buenos días, dragoncito. Me gusta tu sonrisa por la mañana. Nuestros ritmos son distintos: por la noche tú caes en coma según te acuestas; sin embargo es por la mañana cuando mi cuerpo está en modo "ahorro de batería". Pero tu sonrisa según preparamos el desayuno tiene más efecto que el café.

Ambos sabemos que estas mañanas son efímeras. Que representan una vía muerta, por la que se puede circular pero que en breve llegará a los topes del final. Me aseguraré de que este tren llegue despacito para que ese final no sea abrupto.

Lo importante en la vida (de hecho, lo único real) es el presente. El pasado no existe (existió, y debemos mirarlo con la distancia suficiente) y el futuro tampoco (y de hacerlo, será distinto del que imaginas ahora). Por eso, lo importante es lo que vivimos. Y por eso quiero disfrutar de ti, de la sonrisa, de las charlas con mantita y de las pelis con abrazos. De este tiempo finito pero bonito.

No quiero bonitos recuerdos tuyos, quiero que seas una realidad. En una forma distinta a las historias con final feliz, pero haciendo que este otoño sea un poco menos frío.


domingo, 23 de octubre de 2016

167. Último capítulo


Estás cansado. Y confuso. No entiendes por qué tu cerebro no es capaz de mandar bien las señales y suelta el pis cuando aún no hemos salido a la calle. Y te avergüenza comprobar lo que ha pasado en el pasillo.
Son muchos años, y siempre lo has hecho bien. Te enseñaron y cumpliste desde el primer día. ¿Por qué ahora no? No lo entiendes. Y estás cansado. Sólo quieres que te dejen tranquilo. Que te dejen dormir.
Hasta la cena. Y de noche, a la calle rápido, que no está el tiempo para paseos. Que ya no eres el Socs de 10 años que se recorría paseando medio Madrid las tardes de domingo. Y a esperar que esta vez lleguemos a la calle sin darnos un susto por el pasillo. Que aún tienes tu orgullo.

viernes, 16 de septiembre de 2016

166. Crees que eres libre...


Vas a una terraza, y ¿qué tomas? Con tanta variedad, difícil elegir. ¿Variedad? El 90% (cifra totalmente inventada por mí) de las bebidas consumidas en los países más desarrollados se las reparten entre Coca-Cola y Pepsi (¡hasta el agua!), mientras sus jefazos quedan para jugar al golf.

En un hipermercado, abruma la cantidad de productos expuestos en los estantes, cuando ¡oh, sorpresa! casi todos los productos pertenecen a unos pocos grupos empresariales. Eso sí, inundan la televisión, las carteles publicitarios y los periódicos con agresiva e ingeniosa publicidad para dar esa imagen de sana competencia y seguir proporcionándote tu falsa sensación de libertad.
Bebes Coca-Cola, compras en Zara, limpias con Fairy y vistes con Nike; o eres "alternativo" y bebes Pepsi, compras en Springfield, limpias con Mistol y vistes con Adidas. Sí, eres muy libre, puedes elegir entre cientos de marcas. ¿Seguro? ¿Acaso crees que todas esas marcas compiten realmente entre sí?

Si tan diferentes somos, y tanto valoramos nuestra libertad de elección, ¿por qué criticamos y despreciamos al que realmente opta por una alternativa? Si alguien pasa de tener esos refrescos en casa y se hace su propia limonada, le llamamos rata. Pero si ese alguien compra ropa de comercio justo tres veces más cara que la que cosen niños de Bangladesh, le llamamos tonto. ¿Nos aclaramos?

Todo lo que se salga de la "norma", de lo que nos han vendido como "aceptable", es al momento criticado. Sí, libertad de elección, pero dentro de los parámetros que te marcamos.

Si eres tolerante, tienen que gustarte las fiestas del Orgullo LGTB. Traguemos todos, consumamos en los bares, compremos los artículos y adoremos a las marcas "gayfriendly", mientras el sistema capitalista se ríe manteniendo la rueda funcionando. ¿Ir al Orgullo Alternativo? ¿Tú qué eres, tonto? Nos tienen domesticados. Esas marcas que antes no se atrevían a poner publicidad en revistas gais como Zero ¿se han vuelto de repente tolerantes? No, es que ahora eso vende. Y es un gran negocio.

Consumamos, ya sean productos del súper o chorradas en Facebook. Llenemos nuestras horas con vídeos de "seguro que a ti también te ha pasado esto" o "gatos que se comportan como perros". El sistema no nos tiene que dar los productos de consumo. Ya los generamos nosotros mismos, creyéndonos libres. Pero ojo, no te pases y no utilices esa "libertad" contra los que tienen el poder, o tendremos que cortártela (la libertad).

Afortunadamente, no estamos en una dictadura unipersonal, no. Aquí son mucho más sutiles.



[Nota: toda crítica comienza con una autocrítica. Y yo soy el primero en caer en esto. Basta reconocerlo para empezar a cambiar las cosas].

sábado, 6 de agosto de 2016

165. Extracto



Y estos días recuerdo cuando compartías conmigo esas chorradas por las redes sociales. Y cuando seguíamos escribiendo por el móvil minutos después de habernos despedido en tu portal. Recuerdo cómo te acordabas de mí en cualquier momento y me escribías, o compartías conmigo audios de temazos que sonaban y a ambos nos encantaban. Los paseos por la playa, las risas en el cine, los golpes a la raqueta. Todo eso se ha ido extinguiendo. No, nunca llegamos a nada, las circunstancias, la distancia, tus viajes, lo impedían. Pero la chispa siempre estuvo. Ahora lo dudo.

Es mejor; la distancia, tanto física como figurada, ha ayudado a que la llamita no provoque un incendio. Bueno, eso me dice el cerebro. Su tozudo vecino corazón se resiste a darse por vencido y manda señales a las tripas para que se revuelvan cuando algo me recuerda esos momentos.



Nota: Extraído de mis Textos Inconclusos. No es autobiográfico ;)



martes, 2 de agosto de 2016

164. Consejos de supervivencia para jóvenes sensibles


[Autor del texto: Marwan]


No te fíes de todos aquellos visionarios que te hablen de la vida sin caballos galopando en su mirada.

Ni escuches a quien no alce la vista de vez en cuando para mirarle las bragas a una estrella. No verás a ninguno de ellos llorando de emoción tras un orgasmo, o por una canasta sobre la bocina del eterno segundón. Sigue el ejemplo de los locos necesarios que se abrochan a la vida cuando quitan un botón, de los que encuentran a Dios al abrir tu cremallera.

Síguelos a ellos. A los que piensan que solo el amor puede hacer que lo imposible se vuelva a repetir. A los poetas que saben que quien tiene un lápiz lleva un paraíso en el bolsillo. Sigue solo a esos. A los que buscan la hermosura en la niebla de un poema. A aquellos que cuando tocan una piel comprenden todo.

Y huye. Huye de quien tenga tanta razón que nunca tenga nada. De aquellos que jamás dudan, porque estarán mintiendo. Huye de quien no crea que un Lunes tiene un callejón hacia el Nirvana. De todo aquel que no considere que no hay niños malcriados, sino adultos que malcrían. Y huye del hombre que no piense que quien aparta los ojos de la pobreza también se ha vuelto un cómplice al hacerlo. De quien te diga que la felicidad es un crucero con pulsera y no una muchacha con la risa floja y ojos hambrientos de infinitos. No te fies de quien defienda a esos corruptos, que cuando sobra agua se inventan un modo de vender la sed.

Y ama. Ama aunque nunca tengas suelto. Recuerda que no hay peor amor que el que no se da por miedo a que te dañen. Que ningún amor no correspondido puede matarte, salvo aquel que no sientes por ti mismo. Conviene no olvidar que uno y uno suman uno entero cuando de quien te enamoras es de ti. Que cuando te caigas, nadie te convenza que la solución está en democratizar el suelo para todos, sino en encontrar la escalera de subida hacia ti mismo y para eso tendrás que preguntar a las baldosas sobre el golpe.

Evita los consejos, cualesquiera que sean.

Que no pongan tu corazón al frente, y olvida también estos consejos… uno a uno, y sé feliz.


jueves, 7 de julio de 2016

163. Lo que queda al final


Realmente, no se enteró de la transición. Sólo recordaba la desagradable sensación de desear que todo acabase y pudiese descansar. Y no podría decir en qué preciso momento se fue, igual que cuando te duermes por una anestesia.

El hecho es que se encontraba ahora aquí. Sin saber qué es este "aquí", pues las otras personas también estaban algo desorientadas, esperando no se sabe muy bien qué. Esto no tenía nubes y arpas, ni fuego y oscuridad. Tampoco había tristeza en la gente, o desesperación; al fin y al cabo era la primera vez que se morían y no sabían ni cómo reaccionar.

Pero ahí estaban. Como si se llevasen esperando mucho tiempo y encontrarse fuera lo más normal del mundo. Toda la gente a la que había querido, y que se había ido antes o se había ido después; realmente importaba poco el orden de llegada. Y estaba su primer amor, radiante como siempre. Y su locura de verano. Y aquella amistad "especial" que tantos quebraderos de cabeza le causó. Y aquella persona con la que firmó unos papeles de unión y otros de separación unos años después. Y su amor secreto, que ahora sabía todo.

Y lo que unía a todos, en ese momento, era el amor. Nada importaban las rayadas, las complicaciones, las diferencias. Se quitó preocupaciones y se le hinchó el pecho con esa sensación tan agradable de plenitud. Comprendió que la vida es complicada, eso es inevitable, pero que al final se estaba quedando con lo que de verdad importa. Y que lo que le mantuvo vivo todos esos años, más aún que la mecánica de su corazón, fue esa conexión con la gente especial, ese cariño. Y que ni uno solo de los abrazos o los besos que dio estuvo de más, pues fue oxígeno para sus pulmones, sangre para sus venas.

No dejéis nunca de amar, pequeños, aunque os complique la vida. Benditas complicaciones.

martes, 28 de junio de 2016

162. Orgullo LGTB 2016 - Activismo


Este año quiero hablar un poco del activismo. En primer lugar, reconocer la labor de todos los que se dejan la piel por ayudar a los demás: la que se marcha a coordinar un hospital en Sudán, el que organiza una huelga de hambre para conseguir que el estado financie un caro medicamento, o el que regala su tiempo para apoyar a jóvenes en riesgo. Sin esa gente no se habrían conseguido muchas de las cosas de las que ahora disfrutamos.

El problema viene cuando perviertes el concepto de activismo, y por lo que veo suele suceder de dos formas. En primer lugar, el activista debe pasar desapercibido en la medida de lo posible. Que sus actos sean visibles, no él. Cuando organizas algún acto y al publicarlo hay más selfies tuyos que del acto en sí, algo mal estás haciendo. El concepto "activista estrella" sólo es bueno para su ego, no para la causa.

El otro problema es considerar las luchas aisladas. He visto activistas LGTB muy activos, siempre con la bandera arcoiris, que no mueven un dedo cuando los que sufren son sirios (de todo tipo de condición sexual) que tienen que huir a un campo de refugiados. O muy preocupados por pasárselo bien la noche de la fiesta del Orgullo mientras destrozan su ciudad que luego otros tienen que limpiar.

Así que sí, sigamos luchando por que todos tengamos los mismos derechos. Y para que lo que se valore sea la persona, no lo que tenga entre las piernas o con quién se acueste. Aquí y en Uganda. Pero no hagas del "ser gay" o "ser trans" tu modo de vida.

Y, sobre todo, sed felices :)

El vídeo que os comparto este año, precioso:


Y la música la pone Mägo de Oz ;)


lunes, 27 de junio de 2016

161. Alberto Garzón


Hola Alberto,

Sé que hoy estás triste. Sé que anoche lloraste, sé que habrás dormido mal.
Lo sé, porque a mí me ha pasado, y sólo soy un simple activista, un apoderado más que cree en este nuevo país.

Sé que tú te has dejado la piel, la voz, que has arriesgado mucho en este proyecto. Y no ha salido como esperábamos; y el partido en el que crees y ahora lideras está en una situación crítica.

Pero no consideres que has fracasado, que el proyecto no ha servido. No, porque somos mayoría los que seguimos creyendo en un país mejor, los que seguiremos luchando por el que más difícil lo tiene. Como dices en tus discursos, desde hoy 27J vamos a volver a salir a las calles. Vamos a parar desahucios, vamos a manifestarnos contra las injusticias, vamos a perder el miedo a los poderosos. Sí, hay que conquistar las instituciones, y habrá que buscar una mejor forma de hacerlo; pero el pueblo está en la calle, está en cada plaza, en cada lucha. No pasarán, Alberto.

Te considero el mejor político de este país. No porque seas "el comunista simpático que no molesta", sino porque tienes firmes convicciones, crees realmente en un nuevo país. Y lo sabes transmitir, sabes ilusionar, sabes movilizar. ¡Y sólo tienes 30 años! ;) Si queda algo de justicia en este mundo, te espera algo muy grande. Porque gente como tú hace que aún me quede alguna gota de esperanza en este país.

No dejes de luchar. Nosotros no lo haremos. Gracias, compañero.
¡Salud y República!


domingo, 22 de mayo de 2016

160. Éxito


Mucha gente busca el éxito, el problema es qué entendemos por éxito. Y estos pensamientos que reproduzco a continuación, del señor Emerson, reflejan exactamente mi visión del éxito, y me indican que estoy en el camino correcto hacia él. Todas y cada una de las líneas reflejan mi modo de ver la vida.

Qué es el éxito, por Ralph Waldo Emerson.

Ganarse el respeto de las personas inteligentes y el cariño de los niños.

Apreciar la belleza de la naturaleza y de todo lo que nos rodea.

Buscar y fomentar lo mejor de los demás.

Dar el regalo de ti mismo a otros sin pedir nada a cambio, porque es dando como recibimos.

Haber cumplido una tarea, como salvar un alma perdida, curar a un niño enfermo, escribir un libro o arriesgar tu vida por un amigo.

Haber celebrado y reído con entusiasmo y alegría, y cantado con exaltación.

Tener esperanza incluso en tiempos de desesperación, porque mientras hay esperanza hay vida.

Amar y ser amado.

Ser entendido y entender.

Saber que alguien ha sido un poco más feliz porque tú has vivido.

Éste es el significado del éxito.

jueves, 31 de marzo de 2016

159. Pedro


Un hombre que ronda los 60 años, al que bautizaremos secretamente como Pedro, que pasea como yo por el paseo del Prado, se detiene a observar una de esas pequeñas estatuas en las que normalmente nadie repara. En el ajetreado Madrid sólo importa el destino de nuestro viaje, no el camino; y si podemos emplear un minuto menos, lo haremos. Sin embargo, Pedro parece como si hubiera alcanzado algo que el resto no comprendemos. Ha llegado a entender que nuestro destino seguirá ahí, aunque lleguemos algo más tarde, y que lo que marca la diferencia es el recorrido previo. Cuando yo llegue a casa, sólo recordaré de donde partí y a qué hora he llegado, mientras Pedro estará recordando a esa diosa de piedra que adorna nuestras calles, o a esos gorriones rapiñando migas de una terraza.

Me puse a pensar en Pedro, y ya que me he inventado un nombre para él, también lo hago con su vida. Y me imagino al Pedro de 20 años soñando con su futuro, con sus hijos presentándole a sus novias, con un par de gatos recibiéndole al llegar a casa y su pasaporte lleno de sellos de todo el mundo.

Sin embargo, no se casó. Ella (y él sabía que tenía que ser precisamente ella) buscó el amor en un hombre extranjero que le hacía reír y con el que llegó a ser muy feliz. Y Pedro sufrió, lloró, pero nunca dejó que ella lo notase. Terminó alegrándose mucho por ella, y llegó a entender que no la necesitaba para estar completo. Tampoco tiene gatos; tuvo uno durante apenas unas horas, lo que tardó en comprender que, si quería seguir respirando, debía deshacerse de su fuente de alergia. Ahora vuelca su amor en esos canarios que sus sobrinos le regalaron. Y viajó, eso sí, pero apenas salió de España. Falta de dinero, de tiempo, de compañeros de viaje...

¿Y es Pedro feliz? Lo es. Muy feliz. Ha comprendido que está bien tener metas y luchar por ellas, pero que no siempre se consiguen. Y no, no es frustrante, porque se queda con lo que sí consigue. Ha aprendido a disfrutar con todo lo que tiene a su alcance. Ha decidido no quedarse parado, y vivir. Vivir las cosas buenas y las malas, porque todas son necesarias. "La vida es maravillosa" y "la vida es una mierda", ambas las ha escuchado a menudo; y ambas son ciertas. Sólo depende de cómo lo vea cada uno. Pedro ha optado por quedarse con las cosas buenas y, en lugar de meterse en un atasco para llegar un poco antes a casa, enfadado y agotado, prefiere pararse a aprender un poco más sobre quién es esa chica de mármol medio desnuda, y por qué Madrid le rinde homenaje.

Gracias, Pedro.

jueves, 17 de marzo de 2016

158. Abuela




Recuerdo cuando me quedaba en tu casa a dormir porque mi madre llegaba muy tarde y los niños pequeños ya debían estar acostados. Tus míticos ronquidos, creo que hicieron que desde entonces pueda aguantar un obús en mi oído y no alterar el sueño. Recuerdo hacerme lo suficientemente mayor como para poder aguantar despierto a que llegase mamá e ir con ella a casa.

Recuerdo nuestras "competiciones" a ver quién era más cabezota o quién tenía peor memoria. Ganabas tú, pero por poco.

Oh, tus croquetas de jamón. Sé que de ahí me viene mi amor por las croquetas. Nunca probé unas como aquellas, y se me quedó marcado el día que dijiste que ya no las harías más, que era mucho trabajo. Contigo aprendí algunas cosillas de la cocina, y disfruté a lo grande tus arroces los domingos.

De ti también aprendí a hacer los solitarios, los crucigramas, y saqué tu afición a hacer cuentas con papel y boli, sin "maquinitas".

Las comidas familiares ya dejaron de ser lo mismo cuando dejaste de venir. Poco a poco te fuiste apagando, pero ahí estabas, con casi un siglo de vida y una salud de hierro. Qué envidia, abuela.

Fuiste fuerte, madre viuda de 5 niños pequeños y apañándotelas sola. Hasta anoche, que pensaste que tu paso por aquí había llegado a su fin. Y dijiste adiós a tu Madrid, a tus hijos y al resto de nosotros.

Gracias, señora Elisa.
Gracias, abuela.

domingo, 13 de marzo de 2016

157. Domingueo


Tienes una semana horrible, así que tus amigos organizan una escapada al pueblo que te viene genial para desconectar. Pero claro, llega el domingo por la tarde. El famoso domingo por la tarde, aquel que creías olvidado y vuelve con fuerza.

Estás bastante cansado, con bajoncillo y preocupado por varias cosas (por ejemplo, un perro con más achaques cada día, o tus demonios internos atacando). ¿Cuál es la solución? Piensas en encerrarte en casa, ver una peli que te apetece ver, darte una larga ducha caliente y perder el tiempo en Facebook hasta que llegue la hora de dormir.

Pero te das cuenta de que esa no es la solución. De que llegaría otro domingo noche acostándote con sensación de vacío, y con agobio de un lunes de curro. Así que decides que eso no va contigo, y le pones remedio. Y optas por uno de tus planes favoritos que tienes algo abandonado: tomarle el pulso a la ciudad.

Te pones el abrigo, sales a la calle y decides darte un paseo hacia el centro, sin ruta concreta. Y haces turismo improvisado, saludas a desconocidos, ayudas a turistas en inglés, haces alguna foto, te das un capricho de chocolate, ves un espectáculo en Sol, planificas alguna que otra cosa para este mes y piensas en lo que mola tu ciudad.

Y vuelves a casa con alegría y una sonrisa en la cara. Y esa, esa sí es forma de afrontar las cosas. Porque la vida siempre, siempre tiene su lado positivo.






jueves, 3 de marzo de 2016

156. Esto pasó ayer


[Texto rescatado de hace 7 años]

La zona donde yo trabajo, un Parque Empresarial lleno de oficinas, está llena de gatos, que campan a sus anchas. Ayer, según salía de trabajar a eso de las 18h., vi en una plaza de aparcamiento vacía (a esas horas ya se ha marchado casi todo el mundo) a dos gatos, uno sobre el otro. Según me iba acercando, vi que el de arriba cogía del cuello al otro y hacía movimientos rítmicos, hacia delante, hacia atrás. Me hizo gracia, y pensé aprovechar que llevaba el móvil en la mano para hacer alguna foto de los gatos copulando (esas tonterías que tanta gracia nos hacen...). Una pareja estaba parada mirando, pero en sus caras no se dibujaban sonrisas sino asombro. Me fijé en los gatos y reparé en que el gato de debajo no se movía nada, y en su cara, que yo en principio consideré dominada por algún tipo de éxtasis, se dibujaba una expresión vacía, una mirada hueca, una mandíbula desencajada. Efectivamente, no se movía, no ofrecía signos de vida. En un momento en que el gato que le cogía del cuello paró, comprobé horrorizado que estaba muerto. Mi primera reacción fue preguntarme qué podría haber llevado a un gato a matar a otro y ensañarse de esa forma. Pero fue fugaz, ya que en cuanto el gato vivo retomó su actividad, comprobé que no le pretendía hacer daño, sino precisamente todo lo contrario. Comprendí finalmente lo que estaba pasando. Este gato se debió de encontrar al otro (amigo, pareja o familiar) muerto por alguna razón (probablemente atropello), y trataba ahora inútilmente de reanimarlo. Vi cómo lo cogía del cuello tirando de él hacia atrás, como diciendo "levántate". Cómo, cuando se cansaba, paraba y le lamía el cuello, tratando de curarle. Cómo maullaba de desesperación intentando darle ánimos. Cómo se quedaba parado mirando sin comprender.

En ese momento reparé en que la pareja que miraba había desaparecido, así como dos personas que iban andando a mi lado. Y vi cómo alguna persona salía hablando apresuradamente por el móvil y lanzaba una mirada fugaz a la pareja de gatos, sin emplear un segundo de más. Y allí, entre dos coches, el animal se vio rodeado de un aura de soledad repentina. Y yo, impidiendo a la lágrima que terminase de asomar, reemprendí la marcha hacia el metro y continué con mi vida.

miércoles, 24 de febrero de 2016

155. Planes de vida


Te voy a dar un consejo: no planifiques tu vida. No hagas planes a muy largo plazo, deja de pensar en cómo quieres ser "de mayor". Porque, amigo, no te va a servir de nada.

Ahora que uno va cumpliendo años, ya se puede permitir aprovechar la experiencia vivida para dar algún que otro consejo. Consejo que, como todos, cada uno puede hacer con él lo que quiera.

Y si la vida me ha enseñado algo es que poco se van a parecer tus planes a tu vida real. Tu "yo" de 36 años no se parece en nada a ese que imaginabas cuando tenías la mitad, cuando inaugurabas tu edad adulta. Conservarás buena parte de tus ideas, también con suerte aquellos amigos de tu adolescencia, e incluso vivirás en la ciudad que querías. Pero, oh, el guión de tu vida no ha cumplido lo acordado.

Quizá imaginabas estar casado y con criaturitas a las que llevar al cole, y no es así. O estar muy vital en lugar de con algunos achaques. O ser muy independiente y organizado, en lugar del desastre que eres ahora en casa. O que tu trabajo fuera diferente.

Entonces, ¿esto es una mierda? ¿La vida no es más que una sucesión de decepciones? En absoluto. Para nada. Precisamente, al darte cuenta de que una especie de teoría del caos indica la senda por la que transcurre tu existencia, aprendes a apreciar todo lo que la vida, inesperadamente, te ha dado.

Y echas la vista atrás, y al ver viejas fotos te das cuenta de todos los sitios que has visitado; de tus viajes y escapadas. Recuerdas esas sensaciones que tuviste con tus parejas; no te quedas decepcionado por las relaciones acabadas, sino contento por lo que te hicieron sentir. Ves a la gente tan maravillosa que te has ido cruzando; la que sigue ahí y la que has conocido hace poco casi de casualidad. Has vivido, has amado, has sufrido, has llorado. Has visto películas maravillosas, te has bañado en pelotas de madrugada en el mar, has hecho la croqueta en la arena de la playa y en la nieve de la sierra, has hecho locuras, has comido en algún bufet hasta reventar, has comido pasta en Italia y ramen en Japón, has puesto nombre a algún animal, has asistido a algún concierto que te ha puesto la piel de gallina, has conducido por sitios extraños hasta perderte, un bebé se te ha abrazado para dormirse en tus brazos, has podido hablar con alguien en otro idioma...

Y piensas que, aunque no estés ni de lejos donde pensabas estar, aún tienes muchos años para perderte en este camino llamado vida. No, no pienses donde estarás con 50 años. Porque fallarías en tu previsión. Y ahora me doy cuenta de que eso es maravilloso.


sábado, 13 de febrero de 2016

154. 36


Tener que madrugar el día de tu cumpleaños, especialmente si es para trabajar (aun cayendo en sábado), no mola. Sobre todo a mí, con lo marmotilla que soy.


Pero sales a la calle, y te encuentras un día perfecto. Un día otoñal en pleno febrero. Nublado, húmedo, silencioso. Nadie por la calle, solos mi perro y yo.

Podemos mirar el lado malo, empezando por el hecho de que sea el irreversible cambio climático el que ha provocado esto. Este ha sido un año horrible, especialmente en temas de salud. Y este puede que sea el último cumpleaños que paso con mi anciano perro.

Pero aquí estamos. Él y yo, disfrutando de un día perfecto. Mi día. La vida merece la pena si la disfrutas y la pasas con quien te quiere y te rodea. Empiezas con un abrazo calentito en la cama, trabajas con el perro a tus pies soñando con su juventud, y lo acabas con tus amigos reunidos en una mesa gigante de restaurante.

Gracias a todos por otro gran 13 de febrero :)