sábado, 13 de febrero de 2016

154. 36


Tener que madrugar el día de tu cumpleaños, especialmente si es para trabajar (aun cayendo en sábado), no mola. Sobre todo a mí, con lo marmotilla que soy.


Pero sales a la calle, y te encuentras un día perfecto. Un día otoñal en pleno febrero. Nublado, húmedo, silencioso. Nadie por la calle, solos mi perro y yo.

Podemos mirar el lado malo, empezando por el hecho de que sea el irreversible cambio climático el que ha provocado esto. Este ha sido un año horrible, especialmente en temas de salud. Y este puede que sea el último cumpleaños que paso con mi anciano perro.

Pero aquí estamos. Él y yo, disfrutando de un día perfecto. Mi día. La vida merece la pena si la disfrutas y la pasas con quien te quiere y te rodea. Empiezas con un abrazo calentito en la cama, trabajas con el perro a tus pies soñando con su juventud, y lo acabas con tus amigos reunidos en una mesa gigante de restaurante.

Gracias a todos por otro gran 13 de febrero :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario