viernes, 30 de diciembre de 2016

171. 2016


Vaya añito, y nos lo queríamos perder... Este se puede definir como el año de mi montaña rusa particular. Un año con altos y bajos muy pronunciados. Un año en que la salud ha seguido dando por saco (quirófano incluido), y que en lo sentimental he experimentado todo tipo de situaciones. Año en el que he aprendido que no todo es "estar soltero" o "estar emparejado", hay una gama muy amplia entre medias. Pero me quedo con que me he sentido muy querido este año; lo malo pasa, pero queda el recuerdo de todo lo bueno vivido :)

Este año he sido novio (y "novio"), he sido amigo (y "amigo"), he sido amante; he sido segundón, he sido principal; he sido viajero; he sido paciente; he sido invitado; he sido espectador; he sido KI; he sido jugador; he sido cocinero.

Este es el año que empezó con un trayecto en coche a las 8 de la mañana. Es el año de Javi&Ana, de Marko, de Dani, de Pablo, de Kike, de Jordi, ... y de los que siempre estáis ahí. Es el año de Praga, de Berlín, de Canadá. De alces, focas, ballenas, mapaches. El año de seguir viendo crecer a Jorge, a Leyre, a Itziar. De dar la bienvenida a Chip.

También es el año de decir adiós a la abuela; de su primer cumpleaños ausente. Y el año de preparar la despedida de Socs.

Un año repleto de planes, con viajes, barbacoas, sesiones de cine, juegos en casa, jacuzzi, findes en la nieve, escapadas al pueblo, conciertos, minis castizos.

Muchas cosas, mucha gente. Que no se enfade nadie por las omisiones. Sólo son retazos de un año imposible de olvidar.
Gracias a todos los que formáis parte de mi vida.

Las preuvas que anunciaban 2016

Mi cumple

En la nieve ^^

De boda

Con buena gente

Intentando no atropellar alces

El viaje del año

Redescubriendo los juegos de mesa


miércoles, 14 de diciembre de 2016

170. Santi y Eva


Sorprendiéndose a sí mismo, ahí estaba Santi, totalmente desnudo, mostrándose sin pudor ante ella. Parecían haber desaparecido todos sus complejos e inseguridades, y se mostraba natural, con sus pelos, su tripilla, sus cicatrices de la reciente operación. Eva era de las pocas personas que había conseguido eso en tan poco tiempo. Con ella se sentía confiado y a gusto.

No podía dejar de mirar sus ojos; esos ojos grises azulados llenos de historias. Cómo se entornaban con su preciosa sonrisa, que ella había sido incapaz de evitar en todo el día. Con sus dedos, recorría las femeninas curvas, el pliegue del ombligo, los pequeños pezones, los lunares de los hombros. Adoraba sus imperfecciones, todo aquello que se salía de los cánones de belleza de las revistas. Sabía que prefería ese cuerpo que exploraba ahora con sus manos a aquellos artificiales maniquíes. Esto era lo que le excitaba, lo que había llevado a esas horas de desenfrenado sexo previo y actual estado de atontamiento.

Santi no sabía qué era esto, a dónde les llevaba y si tenía sentido; al fin y al cabo, hace apenas un mes era una desconocida. Ahora sólo se preocupaba del momento, de entregarse a esa chica con la que tenía una confianza digna de varios años de relación. Y así llegó el amanecer, amenazando con una nueva jornada laboral sin haber dormido nada, iluminando la habitación mostrando prendas aquí y allá.

- ¿Nos vemos esta tarde?
- Alguien tendrá que comerse todo lo que sobró de la cena…

"Maldita sea, quita esa sonrisa que me atrapa o no podré irme nunca a trabajar".