jueves, 7 de marzo de 2013

119. No podemos exigir



Es un hecho, y del cual me alegro mucho, que la gente empieza a despertar. Que la aborregada y afutbolada sociedad española empieza a estar harta de que se rían en nuestra cara, de la corrupción, de los políticos inútiles, del despilfarro público, de los recortes, de la falta de transparencia... Una ola cada vez mayor de indignación recorre a esta sociedad, que cada vez más se mueve, sale a la calle y (demasiado tímidamente) comienza a recelar del bipartidismo.
Llena de esperanza este movimiento, pero es un movimiento aún demasiado débil y con poca consistencia. ¿Por qué? Porque estamos pidiendo, exigiendo, a los de arriba unas cosas que ni siquiera nosotros, en nuestra versión pueblo llano, cumplimos.
Estamos en una democracia imperfecta, con muchas lagunas y muchos fallos, pero al fin y al cabo democracia. Y sigo insistiendo en que los que están ahí como representantes del pueblo no son más que un reflejo de la sociedad.
Está claro que es vergonzoso que un partido en el gobierno incumpla sistemáticamente el programa electoral por el cual fue votado, y que ante decisiones trascendentales no reflejadas en el programa no se consulte a la gente. Pero si esa panda de sinvergüenzas (o los que estuvieron antes) están ahí, y si hacen las leyes a su medida para perpetuar determinadas prácticas es básicamente porque lo permitimos. Y porque, como digo, no son más que un reflejo de los votantes.

Y es que no podemos exigir nada a "los de arriba" si nosotros no nos lo exigimos a nosotros mismos. No podemos pedir austeridad y que no derrochen el dinero si nosotros mismos seguimos creyéndonos ricos. Si en cada casa tenemos dos coches como mínimo. Si seguimos comprando a crédito (es decir, con dinero que aún no tenemos). Si gastamos un dineral en ir a estadios de fútbol a pagarles los Ferraris a las estrellas de turno que desprecian a sus seguidores. Si seguimos cubriendo de caros regalos, juguetes, consolas y móviles a nuestros hijos, porque así lo manda la sociedad consumista.
No podemos exigir transparencia y que los ricos paguen sus impuestos, si nosotros mismos permitimos que el fontanero nos haga facturas sin IVA. Si preferiríamos seguir pirateando cultura aun cuando nos ofreciesen una plataforma de pago de precios razonables (no la mayoría que existe ahora).
No podemos exigir que no haya enchufismo si sucede a todos los niveles, si nosotros mismos "colocamos" si podemos a gente de nuestro entorno pese a estar peor preparada.
No podemos exigir que se proteja la cultura si los programas más vistos son del tipo "Sálvame" y Belén Esteban es más conocida que casi cualquier actriz.
No podemos exigir que los países cuiden la Tierra y luchen por evitar el cambio climático si no nos molestamos ni siquiera en reciclar.
No podemos exigir que haya un cambio de políticos, de forma de hacer política, de partidos, si jamás nos molestamos en leer los programas electorales (más accesibles que nunca gracias a Internet) y los líderes de partidos políticos más allá de A y B son menos conocidos que cualquier futbolista.

Así que, muy bien, indígnate y muéstralo en la calle. Pero empieza a ser coherente. Empieza por cambiarte a ti mismo. Exígete y, después, podrás exigir a los de arriba. Y será el momento en que empiecen a cambiar las cosas.