lunes, 18 de abril de 2011

054. Ultraderecha en Finlandia

Un breve apunte sobre una de las (preocupantes) noticias del fin de semana: el espectacular ascenso de la ultraderecha en Finlandia. Y lo hago desde la distancia, sin conocer la realidad política y social del país, por lo tanto con las convenientes reservas.

No sé por qué la gente se sorprende tanto por esto. En cierta forma, es comprensible. Las reacciones ante los Gobiernos supeditados a los mercados que nos han llevado a la crisis, y sus soluciones que benefician a los culpables y sentencian a las víctimas, se están empezando a notar. Tómese la afirmación que voy a hacer con todas las precauciones necesarias y sin sacarlo de contexto, pero en cierta forma es envidiable lo que ha pasado. Envidia nos habrían de dar los países que reaccionan ante sus gobiernos y los partidos tradicionales y, hartos de ellos, los ciudadanos eligen para ser representados a partidos no contaminados por el poder y el dinero. El riesgo está en caer en populismos fáciles, xenófobos y antieuropeístas, como es el caso. Mucho mejor, desde luego, el ejemplo de Islandia. Sí, estoy comparando ambos casos, aparentemente dispares, porque en el fondo representan lo mismo: el hartazgo.

¿Y aquí en España? Por suerte, no tenemos esa ultraderecha clara en el espectro político (aunque algo está relativamente oculto en uno de los principales partidos, donde los discursos xenófobos, homófobos y populistas se escapan en ocasiones). De momento está la iniciativa #nolesvotes, movida principalmente a través de Twitter y las redes sociales. Una iniciativa contraria a la abstención y a los intereses de los principales partidos políticos. Ojo, no sólo a PSOE y PP, porque hay partidos como UPyD que tratan de aprovecharse de este movimiento cuando son de la misma calaña (véanse como ejemplo las votaciones en el Europarlamento, homófobas y clasistas).

Mi alternativa está clara, se encamina por el lado ecologista (EQUO será partido político dentro de no mucho). Pero hay más, casi siempre por la izquierda. Hay partidos para todos los gustos, representantes más que nunca del "voto útil", porque lo más útil, está claro, es no votar a los de siempre, y atacarles con su propia arma: la democracia.

sábado, 2 de abril de 2011

053. La marcha de Zapatero

Hoy ha anunciado el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que no se presentará a las elecciones generales de 2012. No es ninguna sorpresa, él mismo dejó caer que dos legislaturas son suficientes para un presidente, aunque como buen político, no lo afirmó rotundamente.

Como ya he comentado en anteriores entradas del blog, en esta segunda legislatura ha significado una gran decepción para mí, y para muchos votantes de izquierdas, que han comprobado una vez más cómo se aleja su partido de esa posición. Medidas liberales, rendición a los mercados y a la industria, han empañado su labor y conseguido que su mandato pase a la historia con nota negativa y una sensación amarga.

Como digo, me ha decepcionado en muchas cosas, y ha traicionado a muchos. Pero no estoy en absoluto de acuerdo con las opiniones de que ha sido el peor presidente de la democracia, o que ha sido un inútil, o que han supuesto 8 años negros. Porque este ha sido el Gobierno, al menos en la primera legislatura, de las medidas sociales. Del matrimonio homosexual, de la Ley de Dependencia, de la Ley del Aborto, y de mil cosas que no tienen tanto eco mediático pero han supuesto mejorar la calidad de vida de mucha gente, como refleja Juan José Millás en este estupendo artículo.

Y entre todas las leyes que han marcado sus 7 años, algunas aclamadas, otras regulares y alguna nefasta, hoy quiero, necesito, destacar una ley fundamental. Algo necesario, muy valiente, y por el que todos (de cualquier orientación sexual) debemos estar muy agradecidos: la ley que regula el matrimonio homosexual. Un paso decisivo (que no único) para acabar con la discriminación histórica de todo un colectivo. Y que tuvo un discurso emocionante:


[...]
Un pequeño cambio en la letra que acarrea un cambio inmenso en las vidas de
miles de compatriotas. No estamos legislando, señorías, para gentes remotas y
extrañas. Estamos ampliando las oportunidades de felicidad para nuestros
vecinos, para nuestros compañeros de trabajo, para nuestros amigos, para
nuestros familiares.
Y a la vez estamos construyendo un país más decente. Porque una sociedad
decente es aquella que no humilla a sus miembros.
[...]




Por esto, gracias Zapatero.