martes, 8 de noviembre de 2016

168. Algo bonito


Buenos días, dragoncito. Me gusta tu sonrisa por la mañana. Nuestros ritmos son distintos: por la noche tú caes en coma según te acuestas; sin embargo es por la mañana cuando mi cuerpo está en modo "ahorro de batería". Pero tu sonrisa según preparamos el desayuno tiene más efecto que el café.

Ambos sabemos que estas mañanas son efímeras. Que representan una vía muerta, por la que se puede circular pero que en breve llegará a los topes del final. Me aseguraré de que este tren llegue despacito para que ese final no sea abrupto.

Lo importante en la vida (de hecho, lo único real) es el presente. El pasado no existe (existió, y debemos mirarlo con la distancia suficiente) y el futuro tampoco (y de hacerlo, será distinto del que imaginas ahora). Por eso, lo importante es lo que vivimos. Y por eso quiero disfrutar de ti, de la sonrisa, de las charlas con mantita y de las pelis con abrazos. De este tiempo finito pero bonito.

No quiero bonitos recuerdos tuyos, quiero que seas una realidad. En una forma distinta a las historias con final feliz, pero haciendo que este otoño sea un poco menos frío.


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