domingo, 20 de noviembre de 2011

078. Perdón... y gracias




Como entrada rápida, sin mucha reflexión y sin muchas ganas, aquí un pequeño resumen de mis impresiones, tanto de la noche electoral como de mi día como apoderado de Equo.

De la victoria sin paliativos del Partido Popular, sólo diré lo que ya he dicho en otras ocasiones. La gente no quiere ese "cambio" que tanto pregonan en el partido. No ese tipo de cambio. Porque, nuevamente, el PP ha obtenido prácticamente el mismo número de votos; o, como diría El Roto, ha fichado el mismo número de gente. Su subida en votos, su subida en porcentaje del censo, es mínima. La gente no ha depositado su confianza en él para salir de la crisis, simplemente le siguen votando en legión, como siempre. Como dicen los datos.

El problema, ¿pues?

La debacle del PSOE, esos 4 millones de votantes que le han retirado su voto, no se ha repartido entre el resto de partidos. No todo. Y esto es una derrota de la izquierda. Es así. Por muy injusta que sea la ley electoral, el voto de izquierda ha bajado. Y veo 3 culpables de esta derrota.

- La incultura democrática. La gente, si el PSOE falla, si lo hace mal, no vota. Está perdida, no sabe qué hacer. Se queda en casa, porque total, van a ganar "los otros". Ni se molestan.

- El pensar que todo se arregla con tiendas de campaña. Todos estamos indignados, sí. Todos mostramos nuestra rabia. Pero al abstenerte les has seguido el juego. Tienes tanta incultura democrática como los anteriores, por mucho que te las des de "progre" y listo.

- Culpa nuestra.

Y por esto último hay que pedir perdón. Perdón porque no hemos sabido llegar a la gente. Porque no les hemos transmitido esa ilusión por cambiar las cosas. Por no hacernos ver, porque nuestro principal enemigo ha sido la desinformación. Quizá no hemos acertado con las formas. Quizá no hemos hecho todo lo posible. Quizá ha faltado algo.


Yo, hoy, me he movido por 11 colegios electorales como apoderado. He estado en la constitución de las mesas y en los recuentos de uno de ellos, hasta terminar reventado. He ayudado a hacernos ver. También he ayudado a otra gente que no nos conocía y seguirá sin hacerlo, pues no sabían ni cómo se llamaba el partido "del Rajoy", pero me ha encantado serles de ayuda y hacer que puedan votar por muy mayores o impedidos que estuvieran. Equo se ha hecho notar. Y el resto de interventores y gente de la JEC ya nos conoce un poco más.

Mi caso es uno más. Sólo uno más. He puesto mi granito de arena hoy, pero muchísimos apoderados más también lo han hecho. Y se han movido por colegios. Y han colaborado en que todo saliese lo mejor posible.

Y a ellos hay que darles las gracias. Pero, especialmente, a todos los que se han movido este año para hacer crecer a Equo. Con muy poco tiempo, sin figuras políticas mediáticas (salvo Inés en Madrid), sin financiación de grandes bancos, con 3 duros y unas pancartas, como quien dice. Casi sin medios, pero con una ilusión que, de verdad, me emociona.

Y gracias de corazón a esos más de 125.000 votantes de Compromís-Equo que han conseguido el escaño, y sobre todo los más de 200.000 votantes de Equo en el resto de España que han visto que su voto no se ha reflejado en el Parlamento. Gracias a todos los que al verme en el colegio electoral me guiñaban en el ojo y me decían con ilusión que debíamos estar ahí.

Estoy muy triste por no haberlo conseguido. Porque esas 200.000 personas querían ese cambio, querían otra forma de hacer las cosas, pero su voz no será escuchada.

Pero es un primer paso. Pasito, en lugar de paso. Pero ya empezamos a estar ahí, a asomar la cabeza. Mucha gente se ha ilusionado, y conseguiremos que sean muchos más. Porque, de estos próximos 4 años negros, tiene que salir una fuerza mucho mayor. Ahora sí es momento de Reiniciar la democracia.



domingo, 13 de noviembre de 2011

077. ¿Expertos en economía?




Uno de los reportajes, a mi juicio, más impactantes de la prensa de hoy, es este, que recomiendo leer:

De empresario a sin hogar. Cada vez es más rápido el proceso en el que una persona de clase media acaba en la indigencia, según los expertos.

Y aquí llega, en plena campaña electoral, el Partido Popular con la etiqueta de que ellos manejan mejor la economía, que cuando ellos están en el poder somos un país rico, sin paro, y que su máxima y única preocupación es crear empleo.

Y eso me recuerda a un tweet que leí después del famoso "debate" Rubalcaba-Rajoy, que venía a decir algo así como "Señor Rajoy, ¿y el matrimonio gay? - Empleo. - ¿Y el subsidio del paro? - Empleo. - ¿Y la ley de dependencia? - Empleo. - ¿Es usted tonto? - Empleo.". Vamos, que todo se arregla con el empleo, algo que no han dicho cómo harán, ya que no concretan absolutamente nada, basándose sólo en la falsa creencia de que la economía con ellos va genial y no hay paro.

Pues los casos que aparecen en ese reportaje son claros ejemplos de lo que significa "el milagro económico" de la derecha de este país. Crear una "riqueza" falsa, tramposa, hipotecada. Porque la "prosperidad" que trajo el PP y que continuó el PSOE se construyó sobre cimientos de barro, y nunca mejor dicho. Porque no hubo crecimiento real, no se potenció la industria, ni se investigó, ni se apostó por algo "real". No. Se basó en especulaciones, en el ladrillo, en algo irreal. En hacernos creer que éramos ricos cuando no teníamos nada debajo que lo sustentase.

Otros países se están recuperando más rápido. ¿Lo de aquí es culpa de ZP que no ha sabido cómo hacerlo? No, al menos no del todo. El problema es que no teníamos nada sobre lo que levantarnos, no teníamos una industria fuerte, algo sobre lo que crecer. Ese barro esta ahora débil y no aguanta nuestro peso. Crecimos de forma virtual, apoyándonos en algo que cuando se ha evaporado nos ha dejado en bragas. Con miles de curritos de la construcción que abandonaron la escuela y ahora no tienen educación. Con familias que se creyeron ricas y se hipotecaron de forma absurda, y ahora están en la calle.

En este absoluto desastre tienen gran parte de culpa las políticas económicas neoliberales del Partido Popular. Y vienen ahora con más fuerza. Esas son sus recetas. Ahogar aún más a quien menos tiene, con todo tipo de recortes, para "contentar" a los mercados, y reducir el paro con contratos basura y apostando por sectores que nos llevarán a lo mismo. Nada de apostar, por ejemplo, por las renovables, por el empleo verde, que tiene un potencial asombroso. O por apoyar la investigación en múltiples campos. Nada. A especular e hipotecarnos más. A crear un falso crecimiento que le explotará a quien venga después. Que nos explotará a nosotros.

¿Te digo con esto que no votes al Partido Popular? No. Porque da igual. Si eres votante del PP, lo seguirás siendo. No hay sentido crítico, y siempre se vota. Serán sólo el 25% del censo, pero fieles, acríticos.

Me dirijo a quien tiene la llave de cambiar esto, al restante 75%, a los que no queremos esto. A que no te quedes en casa, y que votes, con rabia, con fuerza, con convicción, con ilusión. Porque, frente a lo que ha expresado hoy un caduco Felipe González, el PSOE no es la única fuerza capaz de hacerles frente. Un reinicio de la democracia es necesario.






viernes, 11 de noviembre de 2011

076. El porqué de mi voto



[ Es largo, pero te agradezco que dediques 5 minutos a leer esto ;) ]


1. La situación actual.

Decir que las elecciones del próximo 20-N son cruciales sonaría igual de falso que cuando a un Madrid-Barça lo llaman "partido del siglo" (que supone que haya un siglo cada 6 meses o así).

Pero estas elecciones, pese al clima de pesimismo generalizado, y al resultado más que probable que se avecina, son mucho más trascendentes de lo que parece.

Y son trascendentes porque nos jugamos mucho. Mucho más que decidir qué tíos o tías se sentarán en el Congreso y quiénes llevarán cartera ministerial. Porque no debemos entrar en uno de los principales errores que llevamos cometiendo mucho tiempo: el pensar a corto plazo. Tenemos que sentarnos y pensar en el medio y largo plazo, y en cómo podemos acabar si seguimos por un determinado camino.

Más allá de la crisis financiera mundial, los problemas son de mucho más calado. Es una crisis global: económica, de democracia, de derechos, de libertad. Y es que no vivimos en democracia. Queda muy bien decir que sí, y tenemos esa falsa ilusión, "votamos cada 4 años". Pero la triste realidad es que el 99% de la población mundial estamos sufriendo las consecuencias negativas de todo esto, mientras el 1% restante disfruta de la mayor parte de la riqueza y el poder del planeta.

Sí, por un lado está la crisis financiera, la crisis del capitalismo tan salvaje en el que estamos metidos, en el que sólo importa gastar y consumir, especular con dinero inexistente, y exprimir los recursos mucho más allá de lo viable. Pero una consecuencia mucho peor es la crisis de derechos y libertades. Que nos dominan "los mercados" es algo que se comenta y sirve de argumento en los discursos más encendidos y en manifestaciones; pero estos días hemos podido asistir a unos ejemplos vergonzantes de esto. Yorgos Papandreu, ex primer ministro griego, fue vapuleado por el resto de miembros de la UE y, sobre todo, por el FMI, el BCE, las bolsas y los bancos, por sugerir someter a referéndum el plan de rescate a su país. Más allá de la conveniencia de las formas y el momento de esta sugerencia (que finalmente ha sido retirada), lo que destapa es aterrador: son los mercados, los que manejan el dinero, los que deciden sobre la economía de un país, no el pueblo ni los representantes del mismo. De igual forma, los mercados reaccionan a los posibles nombramientos tanto de su sucesor como del sucesor de Berlusconi en Italia, hundiendo o reflotando las bolsas. Es decir, eligen ellos, no el pueblo.

Está bien que algunos quieran jugar a la Bolsa, a invertir, y puedan sacar dinero con ello. Pero que jueguen con el dinero de todos y puedan hundir a un país y manejar su economía a su antojo sin tener en cuenta a la gente es muy, muy grave. Porque luego esa gente que no ha sido consultada, y que sólo se preocupa de conservar su trabajo para poder comer y vivir, es la que sufrirá los recortes. Se le bajará el sueldo, o perderá el trabajo, peligrarán sus pensiones, no tendrá garantizados servicios públicos esenciales, como la educación, la sanidad o incluso la limpieza de su ciudad.


2. Las reacciones y las elecciones.

Todo lo anterior significa que vivimos en crisis, sí. Pero no la crisis que nos quieren vender, que se soluciona con ajustes y menos gasto y apretándose el cinturón. Es una crisis más profunda que nos puede hundir a todos. Por eso nos jugamos tanto el 20-N, que es el tema principal de este post.

La gente está harta, o usando la palabra de moda, indignada. Y mucho. Y con razón. Por muchas cosas, y algunos ejemplos son:
- Los bancos e inversores han jugado con el dinero de todos creando una burbuja con algo inexistente que ha terminado por reventar. Y mientras ellos son rescatados, el resto de personas, que ni siquiera entiende qué son los activos tóxicos, son los que sufren las consecuencias.
- Los Gobiernos y las políticas neoliberales que han permitido esto. Más allá de la ética, lo que está claro es que los mencionados en el punto anterior son avariciosos y harán lo posible por ganar cada vez más. El problema es que no se regula y se les permite. Las sucesivas políticas liberales han ido desregulando las actividades financieras, provocando la caótica situación actual.
- La corrupción, lejos de desaparecer se acentúa cada vez más, y no dejan de salir casos en prensa. Normalmente, algún cabeza de turco es condenado a penas ridículas, mientras el resto se enriquece ilegalmente.
- Los cargos políticos trabajan poco, cobran en exceso y tienen unos privilegios incomprensibles para el ciudadano de a pie. Además, interpretan las elecciones como un cheque en blanco de 4 años de validez.
- La ley electoral actual es claramente injusta, infrarrepresentando a los partidos nacionales pequeños y fomentando el bipartidismo. Esta ley tenía su cierto sentido en la Transición, por garantizar cierta estabilidad en un momento delicado. Pero ese momento pasó, nuestra democracia es ya madura, y una nueva fórmula ha de ser buscada.

Y muchos más temas. La solución a todo ello no es fácil. Pero el primer paso, el mostrar la indignación y movilizarse, ya se ha dado. Eso tiene que llevar al segundo paso. A cambiar las cosas.

Puede que nuestra democracia esté mal planteada, pero la democracia en sí, como concepto, es buena. Si queremos cambiarla, mejorarla, hay que hacerlo desde dentro. No vale gritar y no mover el culo. Primero, las calles; ahora, las urnas.


3. Mi voto

Y la gente que protesta contra el Gobierno, contra el sistema, pero luego "pasa" de ir a votar pierde todo mi respeto. Si quieres cambiar el propio sistema, hazlo desde dentro. Hacerlo desde fuera sólo se podría hacer de forma violenta. Y mire, un golpe de Estado, como que no.

El Partido Popular, previsible vencedor de estas elecciones, trae precisamente las recetas que nos han llevado a todo esto. Más liberalismo, más recortes, más burbujas. Más sensaciones de falsa prosperidad con dinero "robado" a nuestro propio futuro, hipotecándonos aún más. El resultado de mirar a corto plazo ofreciendo una falsa prosperidad. Para conseguir eso, esa falsa sensación de riqueza y creación de empleo, ofrecerán recortes brutales en temas como derechos de los trabajadores, peores contratos, recortes en todo lo público (sanidad, educación), pivatizaciones (lo cual pone en peligro que todo el mundo pueda acceder a servicios básicos),... Cosas que ya están sucediendo allí donde gobiernan. Además, y por su ideología, ponen en peligro derechos de los homosexuales (querer cambiar el nombre del "matrimonio" sólo indica que no quieren para ellos los mismos derechos; y depender de una resolución del Tribunal Constitucional indica que no es para ellos un derecho básico), quieren proteger costumbres vergonzosas como las corridas de toros, sugieren que quitarán la ley antitabaco, recortarán los derechos de la mujer a abortar libremente,... En definitiva, un retroceso brutal en derechos sociales y ambientales.

El PSOE ha perdido en esta legislatura lo poco de Socialista que tenía. Bien es cierto que protegerá más los derechos sociales que los anteriores, pero no me vale lo de escoger al "menos malo". Además, les vendrá bien un buen revés electoral para replantearse muchas cosas. El PSOE ha fallado a sus votantes rindiéndose a los mercados, haciendo políticas liberales que han allanado el camino a los conservadores. Además, ha ignorado y desprestigiado a los indignados. En definitiva, alejándose totalmente de la izquierda.

UPyD, partido unipersonal de culto a la figura de Rosa Díez (mujer que ha ocupado numerosos cargos y ha optado a la secretaría general del PSOE, ahora reconvertida casi en antisistema), es un partido sin ideas claras. Sí que las tiene en cuanto a la regeneración democrática y ciertos cambios más que necesarios, como la reforma de la Ley Electoral o la reducción de privilegios, pero no ofrece a mi juicio un programa completo más allá de eso y de un centralismo y nacionalismo español (criticando ferozmente al resto de nacionalismos) que refleja en una propuesta de devolución de competencias al estado central, algo que ni el PP contempla. Va dando bandazos entre izquierda y derecha, lo cual no significa que sean de centro, sino que no tienen un rumbo fijo. Un partido con multitud de "equivocaciones" (al votar contra leyes que protegen a los gays, por ejemplo) y que está a favor de alimentar la industria armamentística.

En el caso de Izquierda Unida, hay que reconocer la constante lucha que mantienen por los derechos sociales, laborales y de regeneración democrática. Sin embargo, suena un poco forzado lo de regeneración democrática en su caso, un partido ya de mucha trayectoria y tan metido en las instituciones. Hay casos que demuestran que no son lo mismo que los "grandes partidos", como es el caso de Julio Anguita, que mantiene tan sólo su pensión de maestro, renunciando a cualquier otra retribución. Tiene algunos peros; uno es la pequeña lucha interna, los "bandos" que se forman siempre que hay que elegir a sus representantes, las diversas corrientes; no sé si consecuencia de lo otro, sus líderes tienen cada vez menos entidad (Cayo Lara hace grande a Llamazares, y este mucho más a Anguita); y lo peor, se apropian de la coletilla "los verdes", cuando es un partido con poca coherencia en ese aspecto, negándose a condenar las corridas de toros o apoyando al carbón.


4. Equo

Siempre que he tenido ocasión, he votado. Y he votado convencido. Sin embargo, esta es la primera vez que votaré realmente ilusionado. Ilusionado porque por fin un proyecto, Equo, reúne todo aquello que pido a la política. Algo que se resume en una de sus frases emblema: no es un partido en busca de votantes, son votantes en busca de partido. Y lo han (hemos) encontrado. No he tenido ocasión, principalmente por falta de tiempo, de implicarme más que hacerles publicidad, informar de su programa, votar en sus primarias y quedar un par de veces con la gente tan maja de la Red Equo Joven. Pero es algo realmente ilusionante. Una nueva forma de hacer las cosas, un proyecto que algunos califican de utópico e irrealizable pero que admiten sería muy bueno llevarlo a cabo. Y se puede. Se puede tener una democracia transparente. Se puede cambiar la forma de gestionar los recursos energéticos. Se puede crear empleo verde, evitando depender del ladrillo. Se puede invertir en futuro (educación, I+D, ...). Se pueden proteger los derechos sociales y, en lugar de recortar en ellos, perseguir el fraude fiscal y hacer que los que más tienen paguen más.

He tenido ocasión de compartir el programa de Equo (aprobado en asamblea abierta) con compañeros de trabajo, con familiares, con amigos, y no he encontrado críticas negativas; es realmente un programa bueno e ilusionante, y por eso yo más que pedir el voto para Equo, invito a leer el programa. Lo otro viene solo ;)

Lo único malo que le dicen es que es algo "utópico, irralizable". Y ante eso, siempre respondo lo mismo. Como no se hacen las cosas es quedándose parado. Los que piensan que pueden cambiar el mundo son los que lo consiguen.

Así que, si realmente estás indignado, si realmente quieres cambiar la forma de hacer las cosas, vota. Olvídate de "votos útiles", de pesimismo, de encuestas. Equo va a entrar en el Congreso, y lo hará con fuerza. Tu voz estará ahí. Y tú formarás parte del cambio.