Laura estaba intranquila desde que amaneció. Recordaba la noche anterior, y trataba de reconstruirla minuto a minuto. Aún podía sentir sus manos, su aliento, su sonrisa, su mirada... esa mirada que cautivaba, enamoraba y sometía.
Recordaba la emoción de la despedida, ese beso, ese "volveré" que a ella le sonaba tan vago. Sentía ese cosquilleo que le brotaba de los dedos de los pies y le llegaba hasta la cabeza, provocándole un ligero escalofrío.
Y sintió que debía traicionar su promesa, hecha a él y a sí misma. Sabía que no debía alargar la despedida, pero algún impulso interior la hizo salir corriendo hacia la estación. Necesitaba sentirle de nuevo cerca. Quería atraparlo con los brazos. Quería dejar de sentir, aunque fuese por unos instantes, ese miedo a que no volviese. No le diría nada, ya era tarde y no serviría. Sólo se trataba de sentir...
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