El día, suavemente, va bajando el telón. Acaba su función por hoy.
Pero el programa no se ha terminado. Llega la segunda parte. Tras unos minutos compartiendo escenario, la noche comienza su espectáculo. Está feliz, orgullosa, es su gran momento. En estos días invernales es cuando más puede lucir su manto negro y sus adornos estrellados.
Es en esta época cuando los asistentes a sus funciones se multiplican. Aparecen los curritos de oficina, que vuelven a casa bajo su protección, dando paso a los trasnochadores, insomnes, currantes nocturnos, fiesteros o parejas juguetonas.
Noche de magia, noche de misterio, noche de coincidencias inesperadas. La noche es ese amante con el que estarías horas seguidas, pero del que te arrepientes al llegar junto a tu pareja natural, el día.
Esa noche que, ahora, me aconseja reposar. Hoy, no tiene nada reservado para mí. Hoy quiere que, entre mis sábanas, espere al día; reuniendo fuerzas para lo que será otro capítulo más en esta dura semana.
Hoy no será una de esas noches pa' dejarse llevar...
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