martes, 27 de noviembre de 2012

110. Extracto



[...]
Y esa voz me decía: "¿No ves que no es para ti? ¿No ves que no tenéis nada que ver?". Pero yo le replicaba, aparentando seguridad, y con cierto desdén: "Claro que tenemos que ver; nos reímos, nos gusta decirnos cosas bonitas... y siempre me dedica esas sonrisas tan especiales."
Pero esa voz me respondía terca: "Claro que os gusta decir cosas bonitas, eso le gusta a todo el mundo; ¿a quién no le emociona un 'te quiero'? Y sí, te sonríe, con cariño, con aprecio, con esa seguridad que da tener a alguien pendiente de ti. Pero, ¿te ves con ella? ¿Acaso crees tener realmente oportunidades con ella, o es sólo lo que tú quieres creer? Y, si al final fuese así, ¿cómo crees que sería una vez pasada esa emoción inicial? A ella no le gustan los deportes como a ti, odia ir a nadar, su música te resulta rayante, y sus amigos te parecen superficiales. Sí, es mona, te puede valer para calentarte la cama y sentir ese cosquilleo. Pero no para lo que tú buscas. Y te dañará, porque estáis en mundos distintos. Y porque la edad importa, por mucho que digas".
"Bobadas", le digo yo. "Entiendo lo que me dices, pero es distinto. Esas diferencias son salvables. Quiero pasarlo bien con ella y ya se verá".
"Lo sé", suena su voz en mi cabeza, "pásalo bien si quieres, pero al final sufrirás. Aunque ese sufrimiento, en realidad, es lo que necesitas. Para que por fin llegues donde tienes que llegar".
"Y ¿dónde es eso? Y tú, ¿quién eres?".
"Llegarás aquí. A donde yo estoy. Porque dentro de un tiempo tú estarás en el lugar donde yo estoy, y recordarás este momento. Y verás que da igual quién sea yo; porque lo entenderás todo".
[...]

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