La lluvia golpea la ventana. Una lluvia fría y constante cuyo repiqueteo en el alféizar me tiene atrapado.
La lluvia es como las vidas de todos nosotros. En un momento está muy presente, pero pasa; se acaba, sale un nuevo sol, y al cabo de un tiempo nadie se acuerda. La vida que he disfrutado contigo ha sido muy intensa, y ahora que se acaba, duele, mucho; pero pasará un tiempo, unos años, y todos los que manteníamos un recuerdo tuyo también moriremos. Y tu vida, el recuerdo de tu existencia, quedará borrado para siempre.
Por eso me gusta disfrutar de la lluvia, porque sé que dentro de unos meses nadie se acordará de que precisamente hoy estaba lloviendo. Y dejo la habitación del hospital, donde esa máquina respira por ti, y salgo a mojarme la cara, a oler esa tierra mojada y a notar cómo resbalan las gotas por mi cuello. Esas gotas que desaparecerán para dejar paso a otras.
Esta lluvia es única. No seas tan bobo como para perdértela. Porque pasará irremediablemente al olvido.
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