Foto: Israel Defense Forces
Un año más llega el día del Orgullo Gay, la fiesta de la diversidad y del "sé libre para ser feliz".
Este año no me extenderé tanto como el año pasado, porque creo que ya está todo dicho. Pero nunca está de más recordar que hay que seguir luchando. Porque, por mucho que creamos que ya está "todo hecho", cada día surgen historias que nos muestran que estamos aún muy lejos de la normalización.
Historias como las de Shane y Tom, donde una homofobia familiar, y una desidia gubernamental, hicieron aún más difícil para el primero la muerte de su compañero.
O la de Jonah Mowry, un adolescente que sufrió acoso en el colegio hasta que se hartó y lo denunció públicamente con este vídeo:
Versión con subtítulos en español del vídeo-denuncia de Jonah
Así que sí, la fiesta del Orgullo es aún muy necesaria, y que todo este desfile durante varios días de plumas y aceite sirva para gritar al mundo que cada uno es libre de vivir como quiera. Porque si no somos capaces de aceptar a la gente tal y como es, les pasaremos esos valores a nuestros hijos, y ellos serán los que acosen (en algunos casos, hasta el suicidio) a compañeros suyos por el hecho de ser "diferentes".
Y como siempre pongo la nota más petarda, este año elijo esto:
Disfrutad las fiestas. Y, sobre todo, seguid defendiendo el derecho más básico: derecho a ser feliz aceptándote como eres.