viernes, 25 de febrero de 2011

052. Breve extracto de una mañana

... y te subes en el vagón, tratas de hacerte sitio entre la gente, apartando a todos los que se quedan pegados en la puerta sin dejar entrar. Además, una señora bajita y regordeta te empuja a ti para entrar antes y se lanza veloz hacia un asiento que se acaba de quedar libre. Tu andas tras ella, para quedarte de pie en esa zona más despejada, mientras ella te mira con una sonrisa triunfal, como diciendo "te he ganado". No, no tenía necesidad de sentarme, pero ahora noto unas ganas terribles de pisarla "por accidente". Aunque sea por maldad, pero la suya es la única sonrisa que ves alrededor. El vagón del metro parece la comitiva de un funeral, toda la gente con cara triste. Realmente es algo deprimente ver las caras de la gente por la mañana.
Por fin, llegas a tu estación, y toda la gente sale. Fijas la vista en el suelo, y subes las escaleras con los ojos cerrados, concentrándote; eres capaz de escuchar el rítmico golpeteo de los pies contra el suelo. Sólo se oyen las pisadas; los borregos siguen su camino, cada uno de ellos pensando que es único y muy diferente a los demás.
A medida que avanzas, el sonido de las pisadas va mezclándose con una musiquilla de fondo, que proviene de la guitarra de un hombre bastante simpático del próximo pasillo...

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