Estos días quizá alguno esté con la duda sobre si hacer huelga o no. Yo soy uno de ellos. Encuentro buenas razones tanto para una cosa como para la contraria.
Yo creo que en esto, como en muchas cosas, se pierde el verdadero sentido, rodeado de márketing, publicidad, polémica e intereses. ¿Por qué se hace huelga? La huelga de los trabajadores se hace porque consideramos que nuestros derechos se ven pisoteados, porque hay recortes sociales, porque el Gobierno incumple sus promesas a los ciudadanos, etc. Movilización que suele ser promovida y protegida por los sindicatos. Teniendo eso claro, y eso como base, creo que está bastante claro que la movilización tiene sentido. Pero no ahora, sino más a menudo, pero está claro que cada vez nos cuesta más mover el culo del acomodado sofá, por más que ese sofá esté tres veces hipotecado.
El problema viene en el sentido que se le está dando a esta huelga en concreto. Los sindicatos pocas veces han sido tan impopulares en este periodo democrático. No digo que la impresión general de estar comprados por el Gobierno, de no mover un dedo, de preocuparse sólo por "los suyos", de estar plagado de vagos... sea totalmente cierta. Pero algo de eso hay, porque no se entiende que estén desaparecidos tanto tiempo y de pronto salten de golpe, como haciéndolo "porque tienen que hacerlo". Están consiguiendo que esta huelga parezca una pantomima, y una representación de un papel. Una forma más de manejar a la masa borreguil.
Si a eso le sumamos una oposición irresponsable, que sólo se preocupa por debilitar al Gobierno y machacarle, cuando en realidad no sólo apoyan las medidas sino que las endurecerían; el sensacionalismo atroz que usan determinados medios de comunicación; el tema de los piquetes, que siempre me ha tocado mucho los cojones; la poca voluntad de negociación de determinad@s president@s autonómic@s, como el caso de Madrid, para fijar servicios mínimos; y para rematar la Conferencia Episcopal, que no sé qué pinta ahora apoyando la huelga.
Pues todo eso te quita las ganas de montar un frente común. No apoyo a los sindicatos en esta ocasión, ni esa actitud de la oposición, ni a la Iglesia, ni por supuesto las medidas del Gobierno. No quiero quedarme quieto, pero tampoco apoyar esta huelga. ¿Huelga a la huelga?
En fin, lo que al menos tengo clarísimo es que mi mayor protesta será en el punto cumbre de una democracia, en las elecciones. Y me jode pensar que mucha gente que ahora echa pestes contra el Gobierno, o está harto de la oposición, o haga huelga para protestar, cuando llegue el día E (de Elecciones), pase de todo, se deje embaucar por las grandes campañas de márketing, y vuelva a dar su apoyo a quien le ha traicionado. O que decida quedarse en casa y no dar salida a su voz de protesta. No me vengáis con " es que ninguno merece que le vote"; eso es aplicable a los dos "grandes", pero por suerte el abanico de opciones es muy amplio, pero claro, es muy cansado leerse las propuestas de los partidos pequeños, ¿eh?
Si queremos cambiar las cosas, es muy, muy fácil. Es tan simple como meter un voto en una urna. Nadie te controla, solo tú tienes la clave.
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