Alguno se puede preguntar cómo es posible que una gran empresa multinacional, con una gran experiencia a sus espaldas y con productos realmente atractivos para sus potenciales clientes, termina funcionando cada vez peor y recurriendo a EREs, prejubilaciones y demás.
Idea: tienes un equipo de profesionales, con años de experiencia en lo suyo, que siguen durante mucho tiempo en la empresa, que van perfeccionando sus técnicas de trabajo… El mercado se amplía, los clientes están satisfechos y hay potenciales nuevos clientes. Además, se dispone de mano de obra más “barata” en países emergentes, a los que se va proporcionando formación. Todo apunta a que la cosa debería ir viento en popa, hay mercado, hay experiencia, hay ganas.
Pero el resultado es el contrario. ¿Qué ha pasado? Es muy sencillo.
Normalmente, los trabajadores en una empresa tecnológica (y supongo que en cualquiera, aunque prefiero hablar de lo que conozco) debería seguir una estructura en forma de pirámide: el “jefazo” o “jefazos” en el pico de arriba, jefes intermedios más abajo, y la gran masa de trabajadores, los técnicos, diseñadores y demás, en la amplia base.
Pero una extraña mentalidad, de la que aún se desconocen las causas, y está pendiente averiguar si es igual en todos los países, lleva a convocar plazas de jefes para la gente más predispuesta a toma de decisiones y que encaje en cómo funciona una empresa. Como hay más puestos intermedios, es necesaria más burocracia para coordinar tareas, en forma de reuniones y documentación, sobre todo. Si esto se suma a que, a medida que la gente asciende en el escalafón, se diluye un poco la voluntad de sacrificarse por alcanzar tus objetivos, y se diluyen también (parece ser) los conocimientos técnicos (que lleva a planificar tiempos de entrega absurdos e irreales), empieza a aumentar paulatinamente la necesidad de crear más puestos intermedios para poder coordinar todo.
Al seguir la gente en la empresa, e ir ascendiendo poco a poco en la pirámide, el gasto en sueldos como es lógico aumenta. Por lo tanto, no queda dinero (o casi) para ir contratando nuevos técnicos o diseñadores.
Como el mercado sigue bien, y hay potenciales nuevos clientes, cada vez se ambiciona más en la empresa, con lo que se acortan los plazos y se aumenta la carga de trabajo. Los de abajo, la “masa obrera”, se ve cada mes más saturada de trabajo, y se suceden los retrasos en las entregas, las cancelaciones de proyectos, etc. Y la persona encargada de coordinar el trabajo de diseño se desespera.
Las personas de arriba, esas que han ido olvidando qué se necesita en realidad para sacar un producto, en beneficio de unos amplios conocimientos nuevos en marketing y presentaciones de diapositivas, observan el bajón de rendimiento: cada vez se alcanzan menos objetivos. Solución: contratar un nuevo gerente, otro jefazo, que coordine un plan para reducir costes y así plasmar de nuevo beneficios en las cuentas anuales. Una de las soluciones es prescindir de gente cualificada, normalmente trabajadores externos a los cuales no hay que pagar indemnizaciones de despido. Así se reducen los gastos en nóminas (porque los gastos en nóminas de jefazos, esos que han aumentado por contratar a otro nuevo, van por otro lado y no computan).
Al reducir el número de diseñadores, técnicos, probadores… obviamente bajan de nuevo los objetivos alcanzados y los plazos cumplidos (perdón por lo de “obviamente”, es una opinión mía). Y eso a pesar de que todos los que quedan no hacen más que echar horas e incluso fines de semana. Con esos números en la pantalla, los jefazos de los jefazos (los que controlan la multinacional desde otro país) fruncen el ceño y piden soluciones. Para lo cual, mandan a un nuevo jefazo a la empresa para que reorganice toda la empresa y tenga mil reuniones al día para optimizar costes. Tras este proceso, sorprendentemente, siguen los mismos allá arriba, e incluso se convocan nuevas plazas para “jefazo”.
Como resultado de todo este proceso, y casi sin darnos cuenta, resulta una nueva estructura en la empresa: sigue siendo una pirámide, pero invertida. Arriba llena de gente con puestos súper importantes y alta responsabilidad, y abajo un par de diseñadores realizando todo el trabajo.
Y bueno, no hace falta ser muy listo para saber qué le pasaría a una pirámide puesta al revés.
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