lunes, 26 de mayo de 2014

134. Tras las elecciones europeas



Más allá de los resultados de estas elecciones, que ya han sido requeteanalizados, ahora toca pensar en qué consecuencias tienen (o más bien, deberían tener) en los partidos.


  • Todos los partidos, en general, deberíamos considerar estos resultados como un fracaso. Incluso Podemos, el gran triunfador. Se ha movilizado a mucha gente, han aumentado espectacularmente algunos partidos, han arrasado partidos nuevos... Pero la abstención sigue ahí, en un 60%. Lo cual nos lleva a preguntarnos, ¿hemos movilizado a mucha gente, o simplemente captado desencantados con otras formaciones? Es decir, ¿hemos "rescatado" gente que vota y que podría haberse ido a la abstención? ¿No debería haber sido nuestro objetivo que esa mitad de la población que no vota se interese mínimamente por la política? La intención estaba en muchos casos, pero no se ha llevado bien. Las razones de ese desapego por la política son muchas, y ya las conocemos, y es tema de otro post.



  • El PP tiene ahora por delante el reto de tratar de reintegrar a la gente que se le escapa por la derecha (Vox) y por el centro-derecha (UPyD, Cs). De momento no lo ven como peligro, y no piensan hacer autocrítica. Veremos si al final se arrepienten o las cosas "se arreglan" por sí solas.



  • El PSOE es, de momento, el único que ha hecho autocrítica. Pero a medias. Dicen haber entendido el mensaje de los españoles pero aún no ha sido así. Rubalcaba ha marcado julio como su fecha de caducidad, pero siguen teniendo miedo a una revolución total dentro del partido, a escuchar a unas bases cada vez más frustradas con sus líderes al sentirse ignoradas. Y siguen pensando que no son lo mismo que el PP (que, efectivamente, no lo son en materia social), pero admiten que votan lo mismo que el PP en el 70% de las ocasiones en Europa.



  • Izquierda Unida es el otro partido, junto al PSOE, que mayor bofetada ha recibido en estas elecciones. Sí, pese a su subida, deberían darse cuenta que son unos resultados envenenados. Tampoco han entendido a su gente, que ha reclamado más horizontalidad, más transparencia, menos "familias", menos gente contaminada. Si de verdad quiere integrarse con Podemos, deben aprender de ellos en cuanto a funcionamiento interno. No hay espacio a largo plazo para dos partidos que defienden prácticamente lo mismo y tienen los mismos orígenes y el mismo grupo europeo. Y si no se cuidan, lo mismo no son ellos los que sobreviven.



  • Equo ha tenido un buen resultado. Los principios suelen ser lentos (que se lo digan a Los Verdes alemanes), y ahora tendrá que saber gestionar ese primer cargo importante en sus 3 años de historia. Toca alegrarse por ello por un lado, pero hacer una profunda reflexión y autocrítica por otra. Hay limitaciones, por supuesto, de presupuesto y de gente. En cualquier caso, además de haber fallado en el primer punto que dije, no ha sabido conectar del todo con ese voto desencantado. Y es que Equo, una vez que ya es un partido más estable, debe ponerse serio. Y eso significa seguir construyendo base, como hasta ahora, pero además ser ambicioso y considerarse un partido grande, no sólo de boquilla. Eso implica, por ejemplo, dejarse de algunas magufadas con las que saltan algunos miembros de Equo (antenas móviles, salud...) y homogeneizar un poco la imagen y discurso de partido. Y, sobre todo, una gran operación de marketing. No sólo se trata de qué vender, sino de cómo vender. Equo no tiene una estrella mediática de líder, pero debe reforzarse como "marca" y llegar a gente que nunca habría estado interesada en la política. Equo tiene mucho potencial, muchos puntos fuertes, mucho respaldo europeo detrás, y es lo que tiene que mostrar. No es nada fácil cuando todo es totalmente horizontal y no hay un "comité" que usa el "aquí mando yo", pero no es un reto imposible. Entre todos tendremos que resolverlo. Es frustrante explicarle a alguien el mensaje y que te diga que le sorprende para bien y "ganártelo", y preguntarte por qué no llega eso a todo el mundo y hay que ir uno a uno.



Por último, felicitar sin duda a Podemos y su gran éxito. Habrá que ver cómo evoluciona, pues en pocos meses apenas ha dado tiempo a dotar de contenido a su discurso, más allá del populismo. ¿Se difuminará? ¿Se integrará en una izquierda (más) unida? O incluso, ¿llegará a ser la referencia de la izquierda en este país? Habrá que verlo.



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