... y te subes en el vagón, tratas de hacerte sitio entre la gente, apartando a todos los que se quedan pegados en la puerta sin dejar entrar. Además, una señora bajita y regordeta te empuja a ti para entrar antes y se lanza veloz hacia un asiento que se acaba de quedar libre. Tu andas tras ella, para quedarte de pie en esa zona más despejada, mientras ella te mira con una sonrisa triunfal, como diciendo "te he ganado". No, no tenía necesidad de sentarme, pero ahora noto unas ganas terribles de pisarla "por accidente". Aunque sea por maldad, pero la suya es la única sonrisa que ves alrededor. El vagón del metro parece la comitiva de un funeral, toda la gente con cara triste. Realmente es algo deprimente ver las caras de la gente por la mañana.
Por fin, llegas a tu estación, y toda la gente sale. Fijas la vista en el suelo, y subes las escaleras con los ojos cerrados, concentrándote; eres capaz de escuchar el rítmico golpeteo de los pies contra el suelo. Sólo se oyen las pisadas; los borregos siguen su camino, cada uno de ellos pensando que es único y muy diferente a los demás.
A medida que avanzas, el sonido de las pisadas va mezclándose con una musiquilla de fondo, que proviene de la guitarra de un hombre bastante simpático del próximo pasillo...
Hablando de todo y de nada, cosas serias y coñas varias. Política, humor, música y relatos. Todo cabe aquí.
viernes, 25 de febrero de 2011
jueves, 10 de febrero de 2011
051. ¿Ecologistas hippies?
Ya he hablado en alguna ocasión del asco que dan los grandes partidos políticos. No sólo por el tema de la ley Sinde, aunque sea lo que más de moda esté en la red. La gente, con razón, se indigna y pide que no se les vote. Me parece genial que no se les vote, es lo que merecen, pero no sólo por esta "ley". Esta ley es sólo el reflejo de unas políticas y una forma de hacer las cosas que nos deberían avergonzar como personas. Unas políticas económicas, sociales y ambientales que nos han llevado a la crisis actual. No sólo la crisis económica, sino la crisis social, ecológica, cultural... Basta con ver y escuchar lo que opina la gente sobre la política, los bancos, los poderosos...: "Todos los políticos son iguales", "Qué chorizos", "Se ríen de nosotros", "Esto no tiene arreglo",... La gente está aburrida, cansada de los políticos, sin ilusión, triste. Empezamos con ver con tristeza y horror ciertas desgracias algo ajenas, a las que después se añaden las pequeñas desgracias personales, en forma de paro, recorte de derechos, etc.
Y te da igual que los que mandan se hagan llamar "de izquierdas" o "de derechas", porque todos tienen los mismos vicios. Las mismas malas costumbres de "partido grande". La lucha por el poder, la comodidad del sillón. El liarse a salir en los medios para criticar al otro en lugar de lanzar propuestas. La táctica de cansar a la gente para que voten "al menos malo" de los dos. El contratar a un equipo de márketing para saber con qué propuestas estrellas pueden "captar" votos y así asegurarse otros 4 años de poder.
Por eso el bipartidismo es un asco, y todo el que lo defienda argumentando que proporciona más estabilidad porque no hay que negociar con partidos pequeños se equivoca. Porque ahí sí que directamente se acomodan y se dedican a luchar entre sí para ver quién agarra el sillón, mirando desde la (mucha) distancia a los ciudadanos y olvidándose totalmente de ellos; sólo cada 4 años, para lanzar nuevas medidas populistas.
Y de ahí que no sea suficiente el "no les votes", sino el "vota a...". Como ya dije en otra ocasión, aunque parezca que los políticos se ríen de nosotros, sólo nosotros tenemos la llave de quién hace las cosas; y por eso me parece absolutamente fundamental votar. No me vale eso de "si da igual, siempre ganan los mismos". Eso es precisamente lo que quieren, hartar a la gente y que nadie ponga en peligro su poder.
¿Y hay alternativas? Sí, claro, las hay. Y hoy hablo de una en concreto, que a mí en particular me apasiona: Equo. Todavía no es partido político, sino un proyecto, pero lo será. Y será una alternativa de voto perfectamente válida. Mucha gente ni siquiera se molesta en leer sobre ellos, y hasta pueden llamarme iluso y decir que vivo en un mundo irreal. Dicen que son una panda de ecologistas que se dedican a comer hierba y a encadenarse a árboles, o tumbarse desnudos con sangre falsa para denunciar las corridas. Unos hippies del siglo XXI. Eso lo he oído, sí.
Pero si nos molestamos en informarnos un poquito, en mirar algo de su página web, en seguirles en Twitter o Facebook, iremos viendo de qué va todo esto. Y de que desde el ecologismo, el respeto a tod@s, incluyendo el propio planeta que nos acoge (nuestra casa), es como realmente salen las soluciones más simples y a la vez más eficaces para los problemas que tenemos. ¿No es cierto que a veces las mejores soluciones a la crisis nos parecen de sentido común? Pero, ¿a que nunca se las oímos a los políticos?
Y, ¿los partidos políticos no deberían ser representantes de los ciudadanos? ¿Por qué no escuchan a la gente entonces? Está claro que es por anteponer sus propios intereses a aquellos de quienes dicen representar. ¿Es posible que se escuche a la gente? Sí, por ejemplo, Somos Equo, en el que todos ponemos nuestro granito de arena para que ese partido realmente sea representativo. Y si el resultado nos gusta, confiar en ellos.
Pero está claro, esto es democracia. Y en democracia yo no soy de casarme con nadie. Cada elección es un examen, y si un partido decepciona, se le retira la confianza. Ese es el pecado que han cometido los grandes, y espero que les pase factura. Por eso, esto también es un aviso a los nuevos proyectos. Nunca hay que dejar de escuchar a la gente. Y el programa podrá gustar más o menos, pero nunca hay que traicionarlo.
Y quería terminar con un buen ejemplo de lo que hace Equo. Tras la noticias de la altísima contaminación en Madrid, y de las lamentables declaraciones de la concejala de Medio Ambiente, Equo lanza en su web un decálogo de propuestas para solucionarlo. ¿No son buenas ideas?
¿Serás valiente? ¿Te animas a vivir en un mundo mejor?
Y te da igual que los que mandan se hagan llamar "de izquierdas" o "de derechas", porque todos tienen los mismos vicios. Las mismas malas costumbres de "partido grande". La lucha por el poder, la comodidad del sillón. El liarse a salir en los medios para criticar al otro en lugar de lanzar propuestas. La táctica de cansar a la gente para que voten "al menos malo" de los dos. El contratar a un equipo de márketing para saber con qué propuestas estrellas pueden "captar" votos y así asegurarse otros 4 años de poder.
Por eso el bipartidismo es un asco, y todo el que lo defienda argumentando que proporciona más estabilidad porque no hay que negociar con partidos pequeños se equivoca. Porque ahí sí que directamente se acomodan y se dedican a luchar entre sí para ver quién agarra el sillón, mirando desde la (mucha) distancia a los ciudadanos y olvidándose totalmente de ellos; sólo cada 4 años, para lanzar nuevas medidas populistas.
Y de ahí que no sea suficiente el "no les votes", sino el "vota a...". Como ya dije en otra ocasión, aunque parezca que los políticos se ríen de nosotros, sólo nosotros tenemos la llave de quién hace las cosas; y por eso me parece absolutamente fundamental votar. No me vale eso de "si da igual, siempre ganan los mismos". Eso es precisamente lo que quieren, hartar a la gente y que nadie ponga en peligro su poder.
¿Y hay alternativas? Sí, claro, las hay. Y hoy hablo de una en concreto, que a mí en particular me apasiona: Equo. Todavía no es partido político, sino un proyecto, pero lo será. Y será una alternativa de voto perfectamente válida. Mucha gente ni siquiera se molesta en leer sobre ellos, y hasta pueden llamarme iluso y decir que vivo en un mundo irreal. Dicen que son una panda de ecologistas que se dedican a comer hierba y a encadenarse a árboles, o tumbarse desnudos con sangre falsa para denunciar las corridas. Unos hippies del siglo XXI. Eso lo he oído, sí.
Pero si nos molestamos en informarnos un poquito, en mirar algo de su página web, en seguirles en Twitter o Facebook, iremos viendo de qué va todo esto. Y de que desde el ecologismo, el respeto a tod@s, incluyendo el propio planeta que nos acoge (nuestra casa), es como realmente salen las soluciones más simples y a la vez más eficaces para los problemas que tenemos. ¿No es cierto que a veces las mejores soluciones a la crisis nos parecen de sentido común? Pero, ¿a que nunca se las oímos a los políticos?
Y, ¿los partidos políticos no deberían ser representantes de los ciudadanos? ¿Por qué no escuchan a la gente entonces? Está claro que es por anteponer sus propios intereses a aquellos de quienes dicen representar. ¿Es posible que se escuche a la gente? Sí, por ejemplo, Somos Equo, en el que todos ponemos nuestro granito de arena para que ese partido realmente sea representativo. Y si el resultado nos gusta, confiar en ellos.
Pero está claro, esto es democracia. Y en democracia yo no soy de casarme con nadie. Cada elección es un examen, y si un partido decepciona, se le retira la confianza. Ese es el pecado que han cometido los grandes, y espero que les pase factura. Por eso, esto también es un aviso a los nuevos proyectos. Nunca hay que dejar de escuchar a la gente. Y el programa podrá gustar más o menos, pero nunca hay que traicionarlo.
Y quería terminar con un buen ejemplo de lo que hace Equo. Tras la noticias de la altísima contaminación en Madrid, y de las lamentables declaraciones de la concejala de Medio Ambiente, Equo lanza en su web un decálogo de propuestas para solucionarlo. ¿No son buenas ideas?
¿Serás valiente? ¿Te animas a vivir en un mundo mejor?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)