Hay veces que no tienes inspiración. O que tu vida está en unos días planos, sin actividad reseñable y cabeza en huelga, algo cansada de pensar.
Aunque, en ocasiones, tienes muchas cosas en la cabeza, pero el resultado es el mismo. La hoja en blanco. No sabes qué poner. Y es que estás en una de esas situaciones en las que la cabeza no hace más que dar vueltas, procesar sin retener, vivir al límite para tratar de captar lo máximo posible. Y, una vez pasada la vorágine, llega el momento de asentar. De pensar, valorar, meditar. Y que, todo lo que estás viviendo y disfrutando, pase a ser parte de ti definitivamente, y sepas cómo sacarle el máximo provecho.
Así que descansemos, pensemos, paseemos, durmamos y relajémonos. Y a seguir deshaciendo el hielo que nos invadía. Con calor XL. Y una duchita templada.
Hasta que la luz se haga.
Hay algo atrapante en el límite de tus letras.
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