Breve resumen de esta semana por A Coruña...
Sábado
De camino, parada en Astorga para hacer compra, comprar mantecados y hojaldres (cómo no), y comer en Santiago Millas, a unos kilómetros de allí. No cayó el cocido maragato al final, digamos que la temperatura no acompañaba...
Al llegar a la casa, disfrutar de las cálidas aguas (*IRONíA*) de la piscina, y a descansar.
Domingo
Visita a la naturaleza: en las Fragas del Eume, tras comer el primer pulpo del viaje, subimos en bus al monasterio de Caaveiro, perdido en mitad del monte, y bajamos andando los 7 - 9 km, lo cual nos lleva más tiempo de lo esperado, al ir por sendero en lugar de la carretera. Vistas preciosas, árboles que sonaban como puertas oxidadas, refugio de pescadores, bichos, remojo de pies en el río, puentes colgantes y anochecer a la vuelta.
Lunes
Nos acercamos a Viveiró a comer un cocido de proporciones exageradas, y por la tarde a Viveiro, en la costa, para ver el pueblo y subir a la ermita de San Roque, con unas vistas espectaculares de la ría. Terminamos allí cerca, en una playita, donde nos mojamos los pies, recogemos conchas y corremos detrás de las gaviotas.
Martes
Comemos en Pontedeume (sí, nuestros días comienzan siempre con la comida) unas raciones bastante ricas. Y por la tarde, playita, donde Ana, Raquel y Carlos comen helados mientras Alfon y Moncal se dedican a dormir la siesta a la sombra. A la vuelta, sesión de piscina saltando a bomba :D
Miércoles
Recorremos la Costa de Morte. Empezamos en Malpica, con quizá la mejor comida de nuestra vida. Parrillada de marisco, lubina y arroces con gambones y bogavante. Y una crema de queso de postre simplemente espectacular. Tras eso, paradas en Laxe, Muxía y finalmente Finisterre, donde vivimos una puesta de sol espectacular, rodeados de peregrinos. Por la noche, en Cee, vemos Toy Story 3, y emprendemos la vuelta llegando a las 3 a casa.
Jueves
Quedamos en Padrón con Cris y Edu, donde comemos pulpo, queso, calamares... y por supuesto pimientos. La tarde la pasamos en una playa cercana a Rianxo. De noche, al igual que otras noches pasadas, nos dedicamos a las cartas (las chicas) y a la Wii (los chicos), en la sala comunal de la casa rural.
Viernes
Viaje un tanto pesado y aburrido de vuelta, parando para comer en un restaurante de carretera, y con una infructuosa búsqueda de Donuts Fondant por las gasolineras del camino.
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Mención especial para los animales protagonistas de nuestro viaje. Primero, los perros de la casa rural: Barnie, el pequeñito pero líder de la "manada"; la perra negra que no se sabía si estaba embarazada o muy gorda; y el pobre cojito, que había sido maltratado porque tenía pánico a la gente nueva, aunque muchas ganas de ser mimado.
En la casa también habitaban, como es normal en el campo, moscas, abejas, y sobre todo arañas. La que matamos el último día tenía un tamaño exagerado. Esa misma noche nos habíamos encontrado también con una sorpresa al llegar: un murciélago revoloteando en una de las habitaciones. Armados con un par de toallas, y más tarde con una bolsa de tela, conseguimos echarle fuera de casa.
Y para rematar, los animales que nos encontramos por el camino: vacas, caballos, una liebre corriendo en paralelo al coche, y una familia de jabalís, ante la cual tuve que frenar para no llevarme por delante a un jabato despistado.