A veces te preguntas dónde está yendo la sociedad, con gente con cada vez peor educación; con niños olvidados por sus madres o todo lo contrario, sobreprotegidos; con la pérdida de interés por la cultura; con la tecnodependencia; con la cultura del usar y tirar; con la tendencia a convertirnos en rebaño para beneficio de unos pocos; con representantes de la involución de la especie convertidos en ídolos de masas; con la falta de sentido crítico; con esa falsa sensación de seguridad que nos quieren transmitir quienes previamente nos transmitieron una falsa amenaza a nuestra seguridad; con esa certeza de que la especie humana está condenada a la extinción, causada por ella misma...
Y piensas todo eso, y te deprimes, y te preguntas qué coño haces aquí.
Pero claro, luego te echas unas risas con tus amigos encerrados en una casa, o compartes nervios por un viaje, o te pones a correr como un loco bajo la lluvia mientras te ríes de todo, o sientes "su" abrazo y sus latidos mientras coreais en un concierto... Y bueno, no sé si con ello habrás descubierto el Sentido de la Vida, pero como que te sientes muy bien, y sabes que realmente todo esto merece la pena :)
Hablando de todo y de nada, cosas serias y coñas varias. Política, humor, música y relatos. Todo cabe aquí.
jueves, 25 de febrero de 2010
viernes, 12 de febrero de 2010
021. Treinta
Uno de los hechos más destacables en mi estreno de los 20 fue la irrupción de mi amiga Ana en nuestra vida; en la mía y sobre todo en la de mi mejor amigo de la infancia, Alfonso. Apenas tres meses después de mi vigésimo cumpleaños, comenzaron una relación que les llevará, justo tres meses después de mi trigésimo cumpleaños, a pasar por el altar y comenzar una nueva etapa en su vida. Y como yo tengo asociada, de forma inevitable, mi propia felicidad a la de mis amigos, no se me ocurre mejor forma de enmarcar lo que ha sido esta década de mi vida.
Los "veinti", la etapa que abarca de la primera juventud semiadolescente a la juventud madura en la que se empiezan a degustar ciertos logros conseguidos en el primer tercio de tu vida. Década que, en mi caso, ha reunido también los últimos coletazos de la adolescencia en forma de descubrimientos vitales, debido a un alargamiento de mi infancia, y primeros signos de treintañero acomodado. Sí, los treinta, esa década que con tanto pánico observo, pero que es mi década, aquella que más disfrutaré, aquella para la que he venido a este mundo. Suficientemente joven para seguir con mi acelerado ritmo de vida, viajes, música y escapadas; y ya lo bastante maduro para disfrutar de ciertos placeres de la vida vetados a una edad más temprana.
Mis "veinti", que comenzaron el año del "efecto 2000", algo que yo veía aún desde la carrera, pensando en aquello de lo que me había librado. Porque no fue hasta tres años después cuando comencé a trabajar. Trabajos cada vez más serios, con mayor responsabilidad, y que despiden mi época de veinteañero desde el edificio enmoquetado de una multinacional, ofreciéndome un nuevo proyecto bastante estimulante. Y consciente de todo lo que llevo aprendido y de que, por primera vez, empiezo a no ser el último mono. Y eso, quizá, visto desde la distancia, da un poco de vértigo. Señal de que aún me puedo considerar principiante en algunos aspectos de la vida.
En otros aspectos no lo soy, sino que lo era al comienzo de la década. Recuerdo mi primer escarceo sexual de los veinte, aquel piso de Vallecas, aquella cruz que pasó de mi cuello al bolsillo, para no salir ya más. Década bastante poco aprovechada a nivel sexual, podrían pensar algunos, pero de la que no me arrepiento prácticamente de nada en ese campo. Mi década lo fue también de Mario y Nacho, aunque este no es lugar ni momento para hablar de ellos. Años de enorme felicidad, alternada con una angustiante travesía por el desierto. Años de alegrías, saltos del corazón, sexo en sitios imposibles, y lágrimas. Muchas lágrimas. Y años de "mamá este es mi novio", "chicos, soy gay", "con amigos no, que se jode todo", "sabía que iba a pasar esto" y "estoy muy solo". Donde mi corazón se ha sentido mimado, alegre y potente, pero también ahogado, sacudido y abandonado. Años con un poco de todo, que acaban de la mejor forma posible. Planteándome si finalmente creer en el Destino...
Una de las cosas que marcan mi vida son los viajes. Y parece mentira cómo han cambiado las referencias respecto a esto. Antes, el "viaje del año" era pasarme el mes de agosto con la familia en el norte, y una "escapada improvisada" podía ser algo preparado durante meses. En 2004 comenzamos a aprovechar los vuelos de bajo coste para irnos a Londres, como único viaje del año, y he llegado a 2009 con varios viajes anuales, entre ellos uno a Nueva York que surgió como si fuese un finde playero. En esta década he estado en Portugal, Francia, Gran Bretaña, Irlanda, Alemania, Bélgica, Italia, Vaticano, Estados Unidos y Canadá (durante un par de horas). Y de España, creo que ya conozco casi todas las autonomías.
Asociado a los viajes, viene la fotografía. Siempre me ha gustado hacer las fotos de cada viaje, pero fue a partir de 2003, con mi Kodak digital, cuando comenzó a apasionarme. Sigue siendo algo "a futuro", ya que no he tenido realmente ocasión de hacer unas sesiones en condiciones, sólo tímidos intentos, pero mi Nikon, su par de objetivos y el trípode ya han dado alguna pequeña muestra de que van a tener protagonismo estos próximos años.
Qué duda cabe que los grandes protagonistas de mi vida en estos años son mis amigos, que son todo para mí. Pero también, de otra forma, otro ser vivo ha ocupado los principales titulares. Cómo no, me refiero a Socs, mi perro. Alguien al que ya quería sin conocerle (como algo inalcanzable, así te quería...). Mi gran sueño de tener perro se materializó hace 7 años, el día de San Valentín y por medio de mis amigos, para disgusto (y posterior aceptación) de mi madre. En la perrera aguardaba este pequeño de apenas 3 semanas, junto a sus hermanos, intentando disimular sus grandes patas que avisaban de su gran tamaño de adulto. Ha sido un poco fastidio a veces, pues las responsabilidades asociadas dificultan viajes o noches en casa ajena, pero estas molestias han quedado de sobra compensadas con el cariño y fidelidad demostradas. Anda que no habrá escuchado el pobre animal mis rayadas, lamentos, noticias... Y anda que no agradece un gesto de cariño por tu parte, multiplicándolo por diez en la respuesta.
Como resumen bastante genérico, estoy muy contento y orgulloso de lo que han sido mis 20, y espero con muchas ganas los 30. Más que nada, porque empiezan de la mejor forma posible: retos nuevos en el curro, boda de mis mejores amigos, ganas de seguir yendo al gimnasio, viajes a la vista, y una persona que me ha devuelto la ilusión y la alegría.
Dentro de 10 años, os cuento cómo ha ido.
Los "veinti", la etapa que abarca de la primera juventud semiadolescente a la juventud madura en la que se empiezan a degustar ciertos logros conseguidos en el primer tercio de tu vida. Década que, en mi caso, ha reunido también los últimos coletazos de la adolescencia en forma de descubrimientos vitales, debido a un alargamiento de mi infancia, y primeros signos de treintañero acomodado. Sí, los treinta, esa década que con tanto pánico observo, pero que es mi década, aquella que más disfrutaré, aquella para la que he venido a este mundo. Suficientemente joven para seguir con mi acelerado ritmo de vida, viajes, música y escapadas; y ya lo bastante maduro para disfrutar de ciertos placeres de la vida vetados a una edad más temprana.
Mis "veinti", que comenzaron el año del "efecto 2000", algo que yo veía aún desde la carrera, pensando en aquello de lo que me había librado. Porque no fue hasta tres años después cuando comencé a trabajar. Trabajos cada vez más serios, con mayor responsabilidad, y que despiden mi época de veinteañero desde el edificio enmoquetado de una multinacional, ofreciéndome un nuevo proyecto bastante estimulante. Y consciente de todo lo que llevo aprendido y de que, por primera vez, empiezo a no ser el último mono. Y eso, quizá, visto desde la distancia, da un poco de vértigo. Señal de que aún me puedo considerar principiante en algunos aspectos de la vida.
En otros aspectos no lo soy, sino que lo era al comienzo de la década. Recuerdo mi primer escarceo sexual de los veinte, aquel piso de Vallecas, aquella cruz que pasó de mi cuello al bolsillo, para no salir ya más. Década bastante poco aprovechada a nivel sexual, podrían pensar algunos, pero de la que no me arrepiento prácticamente de nada en ese campo. Mi década lo fue también de Mario y Nacho, aunque este no es lugar ni momento para hablar de ellos. Años de enorme felicidad, alternada con una angustiante travesía por el desierto. Años de alegrías, saltos del corazón, sexo en sitios imposibles, y lágrimas. Muchas lágrimas. Y años de "mamá este es mi novio", "chicos, soy gay", "con amigos no, que se jode todo", "sabía que iba a pasar esto" y "estoy muy solo". Donde mi corazón se ha sentido mimado, alegre y potente, pero también ahogado, sacudido y abandonado. Años con un poco de todo, que acaban de la mejor forma posible. Planteándome si finalmente creer en el Destino...
Una de las cosas que marcan mi vida son los viajes. Y parece mentira cómo han cambiado las referencias respecto a esto. Antes, el "viaje del año" era pasarme el mes de agosto con la familia en el norte, y una "escapada improvisada" podía ser algo preparado durante meses. En 2004 comenzamos a aprovechar los vuelos de bajo coste para irnos a Londres, como único viaje del año, y he llegado a 2009 con varios viajes anuales, entre ellos uno a Nueva York que surgió como si fuese un finde playero. En esta década he estado en Portugal, Francia, Gran Bretaña, Irlanda, Alemania, Bélgica, Italia, Vaticano, Estados Unidos y Canadá (durante un par de horas). Y de España, creo que ya conozco casi todas las autonomías.
Asociado a los viajes, viene la fotografía. Siempre me ha gustado hacer las fotos de cada viaje, pero fue a partir de 2003, con mi Kodak digital, cuando comenzó a apasionarme. Sigue siendo algo "a futuro", ya que no he tenido realmente ocasión de hacer unas sesiones en condiciones, sólo tímidos intentos, pero mi Nikon, su par de objetivos y el trípode ya han dado alguna pequeña muestra de que van a tener protagonismo estos próximos años.
Qué duda cabe que los grandes protagonistas de mi vida en estos años son mis amigos, que son todo para mí. Pero también, de otra forma, otro ser vivo ha ocupado los principales titulares. Cómo no, me refiero a Socs, mi perro. Alguien al que ya quería sin conocerle (como algo inalcanzable, así te quería...). Mi gran sueño de tener perro se materializó hace 7 años, el día de San Valentín y por medio de mis amigos, para disgusto (y posterior aceptación) de mi madre. En la perrera aguardaba este pequeño de apenas 3 semanas, junto a sus hermanos, intentando disimular sus grandes patas que avisaban de su gran tamaño de adulto. Ha sido un poco fastidio a veces, pues las responsabilidades asociadas dificultan viajes o noches en casa ajena, pero estas molestias han quedado de sobra compensadas con el cariño y fidelidad demostradas. Anda que no habrá escuchado el pobre animal mis rayadas, lamentos, noticias... Y anda que no agradece un gesto de cariño por tu parte, multiplicándolo por diez en la respuesta.
Como resumen bastante genérico, estoy muy contento y orgulloso de lo que han sido mis 20, y espero con muchas ganas los 30. Más que nada, porque empiezan de la mejor forma posible: retos nuevos en el curro, boda de mis mejores amigos, ganas de seguir yendo al gimnasio, viajes a la vista, y una persona que me ha devuelto la ilusión y la alegría.
Dentro de 10 años, os cuento cómo ha ido.
lunes, 1 de febrero de 2010
020. Jubilarse a los 67
"Vais a tener que trabajar dos años más para poder jubilaros". Horror, horror, la gente protesta, sale a la calle, crea grupos en Facebook. "No vamos a pagar nosotros la ineptitud económica del Gobierno", es la idea que transmiten. Cuando precisamente, es de las decisiones más valientes y difíciles de tomar. Algo que será común en toda la UE, y que nosotros hemos decidido comenzar. Asumámoslo, somos más viejos. El porcentaje de mayores de 65 años se incrementa de forma espectacular, y no hace falta ser un experto para entender que eso hace temblar el actual sistema de pensiones. Menos gente para pagar a más pensionistas. No salen las cuentas.
Así que a asumirlo y arrimar el hombro, que a los 65 aún se puede trabajar. Podríamos entrar en que hay trabajos y trabajos, que no es lo mismo un funcionario que está 8 horas en una ventanilla que un albañil currando 12 horas cargando ladrillos. Pero ahí entra el ajuste, y es lo que se deberá negociar.
Pero tampoco hay que tomarnos por tontos. Y aunque haya que adaptarse a la realidad, tendremos que ser todos los que lo hagamos. Y, si se necesita dinero para las pensiones, se deberá controlar que todos paguen sus impuestos (evasión fiscal, SICAV, "ley Beckham", etc.), y que no se permitan ciertas prejubilaciones vergonzosas, como en la banca (y lo digo siendo mi madre una de las beneficiadas) o lo que sucedió en RTVE.
Así que no seamos borregos, como suele suceder, y abramos un debate con ideas prácticas y realistas. Y seamos valientes.
Así que a asumirlo y arrimar el hombro, que a los 65 aún se puede trabajar. Podríamos entrar en que hay trabajos y trabajos, que no es lo mismo un funcionario que está 8 horas en una ventanilla que un albañil currando 12 horas cargando ladrillos. Pero ahí entra el ajuste, y es lo que se deberá negociar.
Pero tampoco hay que tomarnos por tontos. Y aunque haya que adaptarse a la realidad, tendremos que ser todos los que lo hagamos. Y, si se necesita dinero para las pensiones, se deberá controlar que todos paguen sus impuestos (evasión fiscal, SICAV, "ley Beckham", etc.), y que no se permitan ciertas prejubilaciones vergonzosas, como en la banca (y lo digo siendo mi madre una de las beneficiadas) o lo que sucedió en RTVE.
Así que no seamos borregos, como suele suceder, y abramos un debate con ideas prácticas y realistas. Y seamos valientes.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)